Con la lectura de una parte de la testamentaría del IV Duque de Rivas se descubre que fue propietario de diversos inmuebles rústicos en varios lugares a los que llamaba el «Estado de la Hinojosa».
Los documentos podrían haber sido unas hojas sueltas, manuscritas, que posteriormente fueron encuadernadas en un libro que en la lomera –en letras doradas– lleva dos leyendas: «Hinojosa» y «Duque de Rivas». En la primera página del libro aparecen un par de líneas que resumen su contenido de forma muy básica: «Índice de los documentos pertenecientes al Estado de la Hinojosa».
Se trata de un libro delgado, tamaño folio, encuadernado en cuero negro, con la lomera y las esquinas con apliques verdes. Las cubiertas se rematan con con adornos dorados. Las guardas interiores son de un bello y grueso papel de aguas de tonos grises, negros y dorados, salpicadas de pintas blancas.
El libro-testamentaría es propiedad de D. Daniel Castellano Aranda que, generoso como pocos, me prestó el volumen, lo que me ha permitido transcribir su contenido en ratos muertos.
La transcripción la vuelco en este
de forma literal, sin ningún añadido ni ninguna investigación, como material para que que otros investigadores, si lo consideran oportuno, puedan sacarle el partido que merece.
Curiosamente, aunque el título del libro se refiere a Hinojosa del Duque, muchas de las fincas rústicas a las que se citan no se corresponden con su término municipal, pues también abarcan tierras dispersas por Belalcázar y algún pueblo de Extremadura, como veremos.
Sevilla, 2 de mayo de 2022.
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