sábado, 16 de febrero de 2019

La primera Fiesta del Árbol celebrada en HINOJOSA del DUQUE


© María Dolores Rubio de Medina, 2019.

Cada vez que paso por delante de un mísero y voluntarioso árbol de nuestro pueblo, recuerdo el disgusto que se llevaba mi padre, cuando el Ayuntamiento, ordenada la compra y plantación de árboles, era incapaz de sacarlos adelante. El «palote» clavado en la tierra nunca crecía, le echaran agua o no –que era lo más habitual–. Por eso, y por el miserable aspecto que, durante mucho tiempo, tuvieron los árboles del Paseo, me quedé, desde los inicios de los 70, con la idea de que los árboles no crecían en las plazas de Hinojosa. Vagamente asocié el desastre con el frío y las heladas. Cuando era pequeña, todos los árboles que «eran árboles» eran más viejos que yo; los que tenían menos años, se helaban o crecían desmirriados, como faltos de vitaminas, no pasaban de ser «palotes»
Todo esto me ha venido a la memoria cuando he descubierto esta maravillosa foto publicada en LA HORMIGA DE ORO, el 10 de julio de 1915, de la «Solemne celebración de la fiesta del árbol» en Hinojosa del Duque, todo un documento histórico-antropológico maravilloso, que se encuentra en la maravillosa Base de Datos Digital de la Biblioteca Nacional.



Fotografia histórica, obra de G. Gil, con la primera celebración
de la Fiesta del Árbol en Hinojosa del Duque.
En la fotografía, debida a G. Gil –uno de los pocos cronistas fotográficos que hemos tenido la fortuna de disfrutar en nuestro pueblo–, parece estar todo el pueblo conmemorando la plantación de cuatro «palotes», como los que observaba con mi padre. Si tenemos en cuenta que esto sucede en 1915, no queda otra que pensar la maravillosa cultura medioambiental que tenían en aquella época tan lejana en la que no conocían esa palabra.
Procedo a cortar la fotografía en tres partes para que puedan observarla con más detalle: 
Fiesta del Árbol, Primera parte. (Foto G. Gil).

Fiesta del Árbol, Segunda parte. (Foto G. Gil).

Fiesta del Árbol, Tercera parte. (Foto G. Gil).


Aparentemente en el acto se encuentran las autoridades locales (alcalde y municipales vestidos de gala), mujeres (con sus mandiles limpios sobre largas faldas, moños o pañuelos en el pelo), hombres (ganaderos, profesionales independientes, obreros con gorras), escolares, etc. ¿Cuál es, pues, la explicación a esta fotografía? ¿Tan necesitada de diversiones estaba la población hinojoseña que bastaba la plantación de unos árboles para que se montara una fiesta por todo lo alto? Aunque no se puede descartar el aspecto festivo el acto, lo cierto es que todo tiene una explicación más simple: fue cosa de la ley, que impone lo suyo.
Las autoridades, ya sabemos como vestían un ¿alcalde? y los Municipales
de Hinojosa en 1915.

Aunque la Fiesta del Árbol se reguló mediante el Real Decreto de 11 de marzo de 1904, en el que se estableció que tendría por «objeto, además de los fines educadores que persigue, la siembra ó plantación de árboles en un trozo de monte público ó en lugar adecuado de sus cercanías, la for­mación de alamedas ó las plantaciones lineales a lo largo de los caminos y de los cursos de agua, según lo aconsejen las condiciones de cada término municipal»; lo cierto, es que, la que se celebró en Hinojosa en 1915, se realizó conforme a las disposiciones que se regularon en otra norma aprobada años después, cuando la fiesta se impuso de manera obligatoria mediante la aprobación del Real Decreto de 5 de enero de 1915 (publicado en Gazeta de Madrid de 6 de enero de 1915).
Al amparo del Real Decreto de 1915, las corporaciones locales tenían la potestad de fijar la fecha de la fiesta en sesión ordinaria. En la fotografía, publicada en el mes de julio, aparecen todos con unos atuendo bastante primaverales, cosas de la «moralidad» de la época, pues probablemente la fiesta se celebró en el mes de junio. El Ayuntamiento, tal como imponía su art. 1, estaba obligado a invitar a «todos los funcionarios, asociaciones y entidades, tanto oficiales como particulares», residentes en el término mu­nicipal. 
La fotografía mostrada es, pues, la constancia histórica de la celebración de la primera «Fiesta del Árbol» en Hinojosa, una vez que se le dio la categoría de obligatoria; y refleja la solemnidad del acto con la asistencia de las Autoridades (alcalde vestido para la ocasión con banda, obrero en mano y portando la bandera –pena que no podamos identificarla–; los municipales vestidos de gala con la correspondiente espada; funcionarios; profesionales liberales, empleados y trabajadores agrícolas, lo que se demuestra por los distintos tipos de sombreros que lucen, a diferencia de las mujeres que van con la cabeza descubierta o con un simple pañuelo, sin sombreros).
Las gorras y sombreros de los hombres. 01.
Los sombreros de los hombres. 02  

Respecto a las mujeres, se observa su forma de vestir de forma clara muy uniforme, son escasas las que tienen vestidos más elaborado; la mayoría vestidas con blusas y largas faldas, que cubren con un largo mandil hasta las pantorrillas, suelen ir peinadas con moño o se cubren la cabeza con pañuelos. En cuanto a los niños, dado que las escuelas y sus maestros eran elemento imprescindible de esta festividad, aparecen vestidos con ropas claras, en muchos casos con informes escolares. Muchos de ellos aparecen en brazos de sus madres, hay que tener en cuenta que en esta época la asistencia al colegio no era habitual. Durante los años 1930-33, el periódico Hinojosa se quejaba, frecuentemente, de la falta de plazas escolares para todos los niños del pueblo, los cuales, ante la imposibilidad de ir a clase, vagabundeaban por las calles, y ello cuando no eran sacados de la escuela, alrededor de los 10-12 años, para ayudar a sus padres en sus labores, especialmente en el campo. 
Niñas (posiblemente con batas escolares).

Grupo de mujeres muy uniformizadas en sus ropajes.
Cabezas descubiertas, cabellos en moño y mandiles como elementos identificativos.
Los Ayuntamientos tenían la obligación de consignar de forma obligatoria en los presupuestos los gastos necesarios (plantaciones, siembras, riegos, etc.) para la festividad del árbol, hasta el punto que los Gobernadores Civiles no podían aprobar «ningún presupuesto municipal sin que en él figure partida, por pequeña que sea, destinada al fin indicado», tal como establecía el art. 2 del Real Decreto de 1915.
Con todo no era el Alcalde y los Municipales los que más trabajaban en el transcurso de la Fiesta del Árbol, sino los Secretarios de los Ayuntamientos, los cuales estaban obligados a enviar al Gobernador de la provincia, por duplicado, una Memoria sobre la celebración en la que tenía que incluirse: “»a fecha en que se celebre, el número de árboles plantados, el número de asistentes á la solemnidad, señalando de modo especial los alumnos de las Escuelas que concurran, personas que más se distingan por su colaboración á las fiestas y estado de las plantaciones ejecutadas en los años anteriores. Los Gobernadores formarán una Memoria general de la provincia, en que deberán figurar todos estos datos parciales, y la elevarán a la Dirección General de Agricultura». 
En fin, que al margen de la maravillosa fotografía, muy en plan oficial, que nos permite conocer cómo eran los hinojoseños de principios del siglo XX, la política municipal, poco había cambiado en esa época desde los romanos –y especialmente como ahora, con un sarao fiestero casi cada fin de semana–, se aplicaba, muy frecuentemente, el consabido principio «pan y circo»; pues montabas el circo o te quedabas sin presupuestos.


domingo, 3 de febrero de 2019

El pueblo de Hinojosa del Duque sacó a su Virgen de Guía



© María Dolores Rubio de Medina, 2019

Siempre me ha fascinado la Virgen de Guía por sus especiales características físicas. Es una imagen dorada, muy pequeña y transportable –que casi siempre he visto encapsulada–. Me fascina la austeridad y simplicidad de sus andas, aunque no siempre fue así.


Imagen publicada en La Voz (Córdoba), 20-4-1930. pág. 4.
(Base de datos: Biblioteca Nacional de España).
Espectacular composición de la Virgen de Guía preparada en sus andas, en Villanueva del Duque.

Especialmente, despiertan mi curiosidad sus leyendas; que sepa, es la única Virgen de Los Pedroches sobre la que gira toda una tesis doctoral, la realizada por el hinojoseño Juan Agudo Torrico, y que fue publicada con el título: Las Hermandades de la Virgen de Guía en Los Pedroches (1990).

Portada de la revista eclesiástica de "La Hormiga de Oro", de 7-4-1932.
Fuente: Biblioteca Nacional de España.

Sobre una leyenda real, va la historia de hoy. Esta empezó el domingo 1 de mayo de 1932, Ese día no salió en procesión la Virgen de Guía en Hinojosa del Duque, como venía siendo habitual. Sí salió a la calle el número 84 del periódico Hinojosa, que en su página 2, en la esquina inferior derecha, publicó con letra cursiva –que hacía destacar la noticia porque publicaba en letra redonda–, el siguiente aviso:

El Alcalde a (sic.) denegado la autorización para la tradicional procesión de la Virgen de Guía en el día de hoy.
Sinceramente y sin apasionamientos religiosos creemos que esta determinación constituye uno de los mayores desaciertos.
He aquí tres razones poderosas que abonan nuestro criterio: 1.ª Es absurdo intentar TAPONAR las creencias religiosas con medidas de esta índole. 2.ª Con esta actitud el Ayuntamiento se crea un ambiente de hostilidad, pues no dejará de reconocer la catolicidad de nuestro pueblo. Y 3.º Que no será muy aventurado suponer que si lo intentan, el Gobernador rectificara la desautorización de la Alcaldía y que la Virgen de Guía fuera traída a Hinojosa con el esplendor y el entusiasmo tradicional.

Lo cierto es que, a pesar de las palabras del Hinojosa, el responsable de la prohibición fue el Gobernador Civil de Córdoba, que también tenía encima lo suyo y había prohibido lo suyo. La prohibición, tenía, sin embargo, sus razones, veámoslas:

En primer lugar, el Gobernador pretendía evitar que hubiera desordenes públicos; actúo de forma preventiva, poniendo la tirita sin saber si habría herida. Hinojosa del Duque era parte de una comarca insertada en un período histórico social muy conflictivo. Existía paro masivo, provocado entre otras cosas, por el cierre de las minas (Villanueva del Duque, Belmez, etc.), que estaban en manos de capital internacional muy afectado por el Crack bursátil de 1929, que derivó en los despidos de las minas (se argumentó que no eran rentables). Los mineros despedidos no encontraban salida como mano de obra en otros sectores y se sumaron al paro agrícola, que era muy relevante en Belalcázar, por ejemplo. Por otro lado, por estas fechas el Gobernador Civil de Córdoba trataba de paliar algo del problema y estaba negociando las bases de trabajo para la recolección y la temporada de verano. Cuando se aprobaron las bases, el sindicato UGT declaró que eran un avance (La Nación de Madrid. 13-5-1932, pág. 15); sin embargo, el propio Gobernador, consciente de la realidad social, avisaba a los alcaldes y al pueblo de que se estaba preparando una huelga revolucionaria (El Siglo Futuro, 16-5-1932, pág. 3). 

Hinojosa del Duque, sin embargo, no era una localidad tan radicalizada como Belalcázar o Villanueva del Duque, hasta el punto que Díaz de Moral le da le calificativo de «pacifica» (Vid. Historia de las agitaciones campesinas andaluzas, Alianza editorial, 1969). La razón se encontraba en la estructura económica-social de la población, existía una clase social-agrícola bastante numerosa, basada en «matrimonios de media yunta», en la que cada cónyuge había aportado su parte para formar una yunta entera, con lo que podían subsistir explotando sus pequeñas tierras, que tenían que explotar personalmente, al no poder contratar a terceros para trabajarlas. Las necesidades básicas (comida, trabajo y techo) las tenían más cubiertas que en otros lugares. Por esta razón, y porque la mayoría de los hombres estaban en los campos, no desocupados en la localidad, esperando al capataz de turno que quisiera contrarios, los estallidos sociales y la conflictividad eran mucho menores. 

Y, en segundo lugar, el alcalde de Hinojosa, no hizo sino reiterar la prohibición que había dictado el Gobernador Civil de Córdoba, el cual, había prohibido «cualquier clase de manifestación»; es decir, manifestaciones religiosas y laicas. No hay que olvidar que la Virgen de Guía se traía a Hinojosa el 1 de mayo, el día de la Fiesta del Trabajo, que era muy valorada en una época en que la lucha por las conquistas de los derechos laborales se realizó a costa de la sangre de los propios trabajadores. La prohibición pues, alcanzó, incluso, a las celebraciones relacionadas con la Fiesta del Trabajo. Así en Hinojosa, como en otros lugares, se prohibió la celebración pública de esta fiesta, aunque se autorizó a la Agrupación Socialista para que la realizase en privado, en su propio local (Hinojosa, núm. 85, 8-5-1932, pág. 6), pero al parecer, los afiliados desistieron de celebrarla. 

Hasta aquí las razones socio-históricas, pero mientras la sociedad laboral no se atrevía a celebrar su Fiesta del Trabajo, incluso contando con autorización; el pueblo sí deseaba encontrar una solución para pasear a su Virgen de Guía. La solución fue pasar la procesión a la tarde del lunes, 2 de mayo, día laboral en el que la mayoría de los hombres estarían en el campo o en sus trabajos liberales (es sorprendente la cantidad de profesionales liberales que hubo en la década de los treinta del siglo pasado en nuestro pueblo); de ahí el importante papel que desempeñó la mujer hinojoseña en esta procesión. Si queremos comprobarlo, solo hay que reparar en las cabezas femeninas que sobresalen en la fotografía que publicó en el Blanco y Negro, 8-5-1936, pág. 6 (se puede acceder a la misma acudiendo a la hemeroteca del diario), en cuyo pie de foto aparece escrito lo siguiente: 

En Hinojosa del Duque (Córdoba) se celebra todos los días 1 de mayo la procesión de la Virgen de Guía, este año con motivo de la fiesta del Trabajo, se celebró el día 2, en medio del mayor entusiasmo por parte de aquel vecindario (Foto: Gómez Gil). 

De la prohibición ni palabra, pero se agradece que resaltaran el entusiasmo, pues se entiende: roncas se habrían quedado las personas asistentes dando vivas a la Virgen para que las oyeran bien el Alcalde, la Corporación municipal de turno, y el Gobernador de Córdoba. (Cada uno cree los milagros que le da la gana, y por mi parte estoy convencida que el clamor le llegó al Gobernador, distante a casi 100 kms.)

Y como no hay dos sin tres, el Hinojosa, núm. 85, de 8 de mayo de 1932, pág.1, clavó en un editorial de media página, en portada, lo que pensaba el pueblo; y lo que es más importante, lo pensaba el grupo de maestros y profesionales librerales, cultos y con estudios que, un par de años antes, se habían liado la manta a la cabeza y habían fundado un periódico, sobre la decisión política de prohibir la salida de la procesión el domingo, 1 de mayo.


Semanario "Hinojosa", 8-5-1932.
Medio editorial en portada para "cantarle las cuarenta a los políticos de turno".

El editorial comienza diciendo que la prohibición, a pesar de lo que se había publicado en el número anterior, era consecuencia de la orden del Gobernador Civil a celebrar todo tipo de manifestaciones, y que a la procesión que se desarrolló el lunes por la tarde, «acudió un público numeroso –mujeres en su mayor parte–, que todos coinciden en asegurar que en ese punto superó al celebrado en años anteriores. Por si fuera poco, el director Manuel Antón Garrido, su redactor-jefe, mi admirado Domingo Rex, y el resto de la plantilla, no tuvieron empacho alguno en cantarle las cuarenta al Gobernador y la Corporación local (aclaro que eran firmes defensores de la República –aunque la criticaron cuando lo creyeron oportuno– y de ideología de izquierdas y que Rex, tuvo que abandonar España a consecuencia de la Guerra Civil, no vayan a malpensar). Sin las finezas del lenguaje político de ahora, que elude llamar a las cosas por su nombre, argumentan que del episodio de la procesión, los políticos deberían sacar la siguiente enseñanza:

A saber: que los sentimientos religiosos de un pueblo son dignos de máximo respeto, y que las creencias de un sector no pueden ni deben constituir jamás un problema en un Estado laico. 

Una vez que dejan claro lo que piensan, como nobles caballeros, manifiestan que también sería un error

(…) presentar el socialismo como un enemigo encarnizado de la fe religiosa, siempre que esta al manifestarse no constituya un peligro para la paz pública. En el caso de la Virgen de Guía se ha podido comprobar que los temores a los desordenes no tenían fundamento.

Y como cierre de esta entrada, concluyo con las palabras que rematan la editorial, que, al  día de hoy, no han perdido frescura:

De los pequeños episodios que acaban de desarrollarse en nuestra ciudad …pueden deducirse dos conclusiones: (…) la convicción intima de que en Hinojosa del Duque hay muchos creyentes, y el temor de que la falta de compresión y espíritu liberal pueda llegar a producir daño irremediable de la república.

Clarividentes, esos editorialistas, pues estas palabras, reitero, fueron publicadas el domingo 8 de mayo de 1932.


Sevilla, 3 de febrero 2019.