sábado, 22 de abril de 2023

Crónica de la Primera Romería de la Antigua como Patrona

© Manuel y M.ª Dolores Rubio de Medina, 2023

(Titulares de los derechos de autor de D. Pablo M. Rubio Ramos)


En agosto de 1957, el periódico Hinojosa, salía, de nuevo,  a la calle. Recogía el testigo del Hinojosa de los años 30, cuyo primer número circuló a partir del 28/9/1930, siendo su director D. Domingo Rex. El periódico, de tirada semanal, se apagó con la marcha de su director a Argel, tras alcanzar 154 números, el día 12/11/1933.


El segundo periódico con el Hinojosa en su cabecera, fue una aventura de solo un año, de tirada mensual, que apenas logró colocar 13 números (que sepamos) en circulación. Formaban parte de su equipo de redacción: D. Carlos Cerro Moreno (Director), D. Pablo Manuel Rubio Ramos (Redactor-Jefe) y D. Julio López Vigara (Administrador). El primer número vio la luz en agosto de 1957 y su último número (del que tenemos noticias) circuló en agosto de 1958, con el programa de la Feria de San Agustín.



Cabecera del "Hinojosa", mes de abril de 1958.


Ya en el número 1 de este Hinojosa se presta mucho interés a la Virgen de la Antigua, pues ese mismo año, en 1957, había sido «aclamada popularmente» como Patrona. Hasta el punto que «El Hermano Mayor» de la Cofradía (no consta su nombre) firma una página entera del periódico con el llamativo título de «¡Patrona! ¡Patrona! ¡Patrona!».


No es nuestra pretensión, ahora, hacer una recopilación de las menciones a la Patrona que el Hinojosa realiza a lo largo de sus 13 números; pero sí lo es, detenernos especialmente en la contraportada del número 9, publicado en abril de 1958. 


Ese número 9 se abre con una portada a dos columnas, en la de la izquierda va la de la editorial, que habla del vínculo cohesionador que ha supuesto la Virgen de la Antigua, llevando el significativo título de «El Patronazgo, vínculo social». La columna de la derecha, incluye unas extensas palabras de agradecimiento del «Presidente de la Cofradía». Finalmente, en la contraportada, tras un «Romance de la Antigua» firmado con el seudónimo de ISGAZPIZ, aparece la crónica de la Primera Romería como Patrona de Hinojosa del Duque de la Virgen de la Antigua, firmada por nuestro padre, que reproducimos:


«Se celebró la Romería de Nra. Patrona


El domingo, día 20 de abril, Hinojosa asistía por primera vez en su historia a la insólita fiesta y tradicional romería de Nuestra Señora de la Antigua, pero celebrada como Patrona de la ciudad.

Los componentes de la Hermandad, ese grupo de entusiastas y amantes de su pueblo, habían preparado este año las fiestas con minuciosidad y esplendor, después de haber trabajado intensamente, durante estos últimos para reconstruir la derruida Ermita y lograr el nombramiento de Patrona -como ya dimos cuenta en nuestras páginas- a favor de Nuestra Señora de la Antigua, advocación de la Virgen de tanto arraigo en Andalucía; y el éxito de su entusiasmo fué completo.

El sábado, día 19, a la hora de Vísperas, salió la Hermandad hacia la Ermita, que se halla enclavada en un cerro que rodea el arroyo Cascajoso, uno de los lugares más bellos de los alrededores, a una distancia de 14 Kms. de Hinojosa. Allí, y después de haberse rezado el Santo Rosario y pronunciando el sermón del primer día de la no. vena, que estuvo a cargo del P. Tarsicio Agudo, Maestro de Marianos de la Provincia Bética, se celebró una vistosa velada, a la que concurrieron los cortijeros de los alrededores y gentes de Pueblonuevo y Valsequillo. Hubo música, a cargo de la Rondalla que acompañaba a la Hermandad, bailes, fuegos artificiales, etc.

El domingo, al amanecer, comenzaron a salir los romeros, y por último la comitiva oficial, integrada por la Corporación Municipal en Pleno, Jueces de Primera Instancia y Comarcal, Señor Teniente de la Guardia Civil, Señor Jefe de Línea y otros. A su llegada a la Ermita se celebró una Misa cantada, en la que ofició el Señor arcipreste y párroco de San Juan, D. Manuel Murillo. Ocupó la cátedra el orador sagrado D. Juan Gil, a cuyo cargo estuvo el sermón. Durante la Misa tomaron la Primera Comunión algunos niños de los cortijos cercanos; y terminada aquélla salió la tradicional procesión a la Fuensanta, pozo donde según la tradición fué encontrada la venerada Imagen.

Es curioso el hecho de que el Hermano Mayor, este año, D. Jesús Blanquer, vaya delante con un cepillo, donde ha de echar su limosna todo el devoto que quiera llevar las andas donde va la Santísima Virgen. La recaudación fué importante.

Más tarde la Hermandad obsequió a las autoridades locales con un almuerzo, en una finca de D. Amador Ropero, inmediata a la Ermita, que transcurrió en la más intima camaradería.

A las 4 de la tarde, después de haber rezado el Santo Rosario, se dirigió la Romería a Hinojosa donde hizo su entrada al anochecer por las calles engalanadas de arcos de triunfo, con colgaduras en las puertas y balcones e iluminadas con gusto y esplendidez. A su llegada a la Plaza da los Mártires, y ante una enorme concurrencia allí reunida el señor Alcalde, D. Guillermo Caballero Rubio, entregó a la Santísima Virgen de la Antigua los atributos de mando de la ciudad. 

Pronunció unas sentidas palabras con motivo del acto que fueron muy bien acogidas por el gentío allí reunido.

Nos congratulamos del éxito de esta Hermandad y esperamos que éste siga ocurriendo cada año venidero.


Pablo Rubio.»



Parte final de la contraportada del "Hinojosa"
con la crónica de la Romería.


Hinojosa y Sevilla, 22/4/2023.

sábado, 15 de abril de 2023

Ventajosa del Duque, la Hinojosa de Corpus Barga


© María Dolores Rubio de Medina, 2023





Cuando acudimos a la literatura o los textos autobiográficos para buscar rastros sobre Hinojosa del Duque, los nombres que más rápidamente acuden a la palestra son los del Marqués de Santillana (Serranilla: «La vaquera de la Finojosa»), Manuel Sancha de Belasco (Romance: «La Loba»), Fernán Caballero (La farisea) y Juan Bernier Luque (Córdoba Tierra Nuestra, donde aparece el lema que se ha ganado nuestro pueblo: «granito de la eternidad»).


En este contexto, se suele olvidar, frecuentemente, las referencias realizadas por Corpus Barga. Cuando alguien lo menciona es para para hacer referencia a sus cuatro libros autobiográficos, titulados Los Pasos Contados, cuyo volumen IV, titulado Los galgos verdugos, fue reconocido en 1974 con el Premio de la Crítica de narrativa castellana. En las páginas de este último libro encontramos, una deliciosa descripción de lo que fue la Feria de Hinojosa del Duque. Lo cierto es que ese libro incorpora, de una forma más extensa, enrevesada y fantasiosa –esos calificativos son mi modesta opinión que, en ningún caso, pretende sentar cátedra, por lo que son perfectamente discutible y criticables, como todo lo que hago–, lo que ya escribió en su novela La vida rota. 


Hace tiempo que llevo posponiendo la tarea de escribir una entrada sobre las anotaciones de Hinojosa del Duque que aparecen en La vida rota. Reconozco que ha sido violento  seleccionar las escenas, pero estimo que es una obra que los hinojoseños tenemos que descubrir, puesto que describe lo  que fue la vida de Hinojosa del Duque a principios del siglo XX. La novela la finalizó Corpus en 1908, cuando tenía unos 21 años, y está basada en las anotaciones que tomó cuando su familia lo recluyó en «La Casa Grande» de Belalcázar, digamos que como castigó a su vagabundeo y a sus ideas radicales. La novela, se publicaría en 1910.



"La Casa Grande" en Belalcázar, en la actualidad, 
una fachada con un interior en ruinas.



La vida rota es una novela escrita en el contexto de una juventud vivida con gran rebeldía. En ella describe, de forma muy descarnada, los comportamientos de los habitantes de Belalcázar y de Hinojosa del Duque que, hoy en día, más de un siglo después de la aparición de la obra, continúan siendo escandalosos, sobre todo los que se relacionan con sus ataques a personas de profesión religiosa. Siempre consideré, por la lectura de cuarto volumen de Los Pasos Contados, que Corpus era un escritor exagerado, anarquista, agnóstico, anticatólico y ácrata –todo junto y mezclado–; hasta que el tiempo y los descubrimientos fueron poniendo parte de las cosas en su sitio. 


Corpus estuvo profesionalmente vinculado a los gobernantes de la II República. Pocos saben que fue, además de banquero, periodista y escritor, una especie de asesor publicitario o periodístico del Gobierno republicano. Mi rechazo a hablar sobre La vida rota comenzó a atenuarse con un primer descubrimiento: me encontré con personas de Belalcázar que hablaban de una familia de derechas que se había pasado a la izquierda por convivencia económica. Continúe siendo escéptica pese a esos testimonios, hasta que, un día, descubrí en Las armas y las letras de Andrés Trapiello que para muchos, entre ellos, para Juan Ramón Jiménez, Corpus era un escritor  catalogado como fascista (vid. pág. 101). 


El segundo descubrimiento que cambio mi visión, fue el que hizo mi padre. Un día, asombrado de lo que escribía Corpus sobre las andadas de un fraile del convento de Hinojosa, indagó entre los mayores y descubrió que la increíble historia que citaba en el cuarto volumen de Los pasos contados era verdad. Le llegaron a decir el nombre del médico que asistió al fraile, y también descubrió que la versión de Corpus era más suave que la realidad, como veremos.


Y finalmente, mi resistencia a escribir sobre La vida rota se quebró definitivamente cuando, en un intercambio de documentos por WhastApp, una persona de Hinojosa me mandó una fotografía de un préstamo manuscrito y descubrí que, otra de las cosas increíbles que contaba Corpus era verdad. Así que allá vamos, a mencionar ligeramente lo que cuenta Corpus Barga sobre «Ventajosa del Duque», que es como llama a Hinojosa del Duque en La vida rota; y el pueblo vecino, Belalcázar, donde se ambienta la mayor parte de la novela, y donde esta situada «La Casa Grande», es «Benalmena».



Sobre la mesa del despacho que fue de mi padre,
esta Semana Santa, tomando notas de la novela
para preparar esta entrada.


Al protagonista de la novela, Rafael, lo sacan sus tías del  correccional donde estaba recluido, para que pasara unos días en Benalmena. El lugar al que es enviado el muchado, sobre 1908, se describe en estos términos: «Vas al mundo antiguo (...), al mundo viejo. El pueblo donde tienes que ir esta allá, en Andalucía, casi en Extremadura. Es un pueblo ganadero y bárbaro» (2007:57).


Pues bien, al parecer, «Ventajosa del Duque» formaba parte de ese mundo bárbaro donde ocurrían cosas normales y otras «cosas bárbaras», que dice frecuentemente Corpus.


  • La descripción que hace de Hinojosa, afortunadamente, es menos ceniza que la que realiza Fernán Caballero en La Farisea, que a mi me cruje el alma por lo oscura y ceniza que es. Escribe el joven Corpus que «Ventajosa del Duque era el pueblo cabeza del distrito, y distaba de Benalmena a tres lenguas. Además de correo oficial, había un hombre que con su borriquillo iba todos los días de Ventajosa del Duque a Benalmena con encargos, comisiones y noticias varias.» (2007:91).


  • Ya se saben que los de un pueblo se pican con los de los pueblos vecinos, así se comporta el personaje más irreverente de la novela, Filfa de Benalmena, que le dice a Leopoldo de Hinojosa, el dueño del borrico: «En tu pueblo cada mujer tiene un fraile. La del padre Juan, la del padre Francisco (...)» (2007:91); «(...) Todas las familias que tienen tratos con los frailes están deshonradas (...).» (2007:92). Para aclararnos, los frailes «zumban» en alguna conversación de la novela.


  • «(...) las monjitas de la Concepción (...) prestan con el descaro que quieren (...) así matan ellas todos los años veinte cerdos y un toro.» (2007:93).

Este es uno de los párrafos que, cuando lo leí, me pareció excesivo, hasta el día en que, por el móvil, me entró una fotografía, en un intercambio de documentos. Era sobre un préstamo firmado entre una persona de Hinojosa y las Concepcionistas y me quedé a cuadros: «¡Anda!, ahora resulta que lo que dijo Corpus es verdad», comenté. 


  • «Leopoldo, el correo privado de Ventajosa del Duque, era contrario a las máquinas» (2007:115); todo porque le quitaron el correo oficial para hacer el traslado entre los dos pueblos en coche. Este personaje, Leopoldo, hacía «(...) sangrías, cortaba callos, sacaba dientes, confeccionaba pelo postizo. Era un gran matarife. Y como enfermero había asistido con un espíritu bastante opuesto al horrible que representaban las Hermanas de la Caridad.» (2007:116).


  • Cuando escribe de la gente que va a la Feria de «Ventajosa del Duque», alguien comenta que la Guardia Civil no quiere que los gitanos vayan parándose por los pueblos cercanos, «(...) quiere que vayan sin detenerse en ningún pueblo, hasta el pueblo donde sea la feria.» (2007:132). 

Este comentario es incompresible en el contexto de la historia, habida en cuenta que se realiza en Belalcázar y hasta Hinojosa solo hay 9 kilómetros rectos sin pueblos intercalados. Que recuerde, en mi infancia solo vi alguna caseta de peón caminero en la carretera que une a ambos pueblos. La única explicación que encuentro es que se tratara de gente que desde otro pueblo -Monterrubio, Cabeza del Buey, etc.– pasara por Belalcázar en dirección a la feria de Hinojosa.


  • Todo el capítulo XXI, salvo página y media, está dedicado al «Rodeo de la feria» de Hinojosa. Este capítulo es el que nutre, profusamente, los recuerdos de Corpus, cuando ya anciano describe, la feria de Hinojosa en Los galgos verdugos, esta vez llamando al pueblo por su nombre. 

«El rodeo se extendía en curvas suaves, ceñidas por una atmósfera ancha, amplia, de sol. Las manchas de ganado aparecían aquí y allá, en el suelo, imprimiendo al ambiente un movimiento de oscilación, de algarabía. Y en medio se levantaban algunos paraderos (2007:132) blancos, chocantes, en los cuales se estrellaba el sol y se rompían en asfixia.» (2007:133).

La casi totalidad del capítulo, no obstante, está destinada a describir la pelea provocada por un grupo de personas de etnia gitana, con intervención de la Guardia Civil y el médico. No obstante, a través de la lectura descubrimos que, durante la feria, los mejores puestos de los feriantes no estaban a lo largo de la calle Corredera, sino en la plaza del pueblo. Escribe lo siguiente:

«Los tenderuchos estaban por grupos. Fueron a uno y desde él se veían algunas filas tendidas, como techos bajos, sujetos a palos rústicos y caprichosos.

Entre esas telas y los sombreros de los concursantes, aparecía, a franjas, el horizonte, claro y limpio que iba tomando la agradable luz del atardecer.

Los concursantes –marchantes de ganado, chalanes de caballería, hombres gordos cosecheros de granos, sagaces traficantes en especias, gente de la buena vida regalona, y pobres labradores deseosos de darse un ahíto– formaban bajo aquellos toldos una reunión de confianza aniñada y feliz. ¡La gente esa, que luego cada uno era una hiena en los tratos de la feria!» (2007: 136).  

«Unos cantaores estaban enfrente del tenderucho lanzando malagueñas.» (2017:137). 

«(..) subieron por la calle de la feria al pueblo (...). Pasaban entre dos hileras de puestos discordes, rodeadas de feriantes (...). Llegaron a la plaza donde estaban los puestos de la feria más concurridos. Sonaban las campanillas de las rifas y los juegos. Ese ruido de niños, esas campanillas que tanto enardecían a los chiquillos, eran frenéticamente agitadas por tipos truculentos, de mala catadura.

Los juegos tenían gracia, unos por su trampa sencilla y descarada; otros, por su ingenio. En una mesita baja, un labriego de taberna (...) de flaquez sombría echaba las cartas a pares y nones. De cada cuatro veces, el labriego ganaba tres y los puntos una.» (2017:138).

«Otro de los juegos resultaba muy ingenioso. Era un péndulo que, soltado desde su posición más extrema, pasaba entre dos boliches, y a la vuelta había de tumbar uno de ellos. Estaban muy bien estudiadas las leyes de la oscilación para buscar según qué directriz (2017:138) había de ser separado el péndulo. Y una directriz estaba disimuladamente marcada .» (2017:139).


  • Nos descubre dónde estaba la cárcel por aquella época, al pasar por una «(...) calleja trasera del Ayuntamiento, adonde daba la cárcel.

La calleja era una cinta torcida, pendiente y negra entre blancos paredones. En el ventanuco de la prisión alumbraba una vela, haciendo jirones de sombra en la pared blanca opuesta.» (2017:179).


  • Finalmente, el el capítulo XXVII, el médico de Ventajosa del Duque que ha ido a Benalmena, le cuenta al protagonista, Rafael, que aquella mañana en Ventajosa le habían pedido que visitase un fraile enfermo (vid. 2017:138). 

Esta escena es la que, muy detallada, vuelve a contar en Los galgos verdugos. Se trata de suceso terrible en la que el médico tiene que curar a un fraile que se había autocastrado para no volver a caer en pecado.

Esta fue la escena que mi padre, espoleado por la curiosidad, consultó con los mayores del pueblo de Hinojosa y descubrió que era cierto, que el rumor era que un médico, del que averiguó su nombre, había atendido a un fraile castrado. El religioso se adjudicaba el desaguisado como remedio contra su pecado; pero los ancianos, muy ladinos, le dijeron a mi padre, que el hombre, en realidad, había sido castrado por la familia de una moza con la que había tenido intimidad excesiva.


En fin, concluyendo, visto como era, a los ojos de Corpus Barga, Hinojosa del Duque, alrededor de 1908, nos queda la duda: ¿somos como queremos o somos como nos han descrito? 


Empero con esto de la escritura políticamente correcta, La vida rota, de editarse en EE.UU., sufriría un proceso de adaptación muy salvaje  –«bárbaro», como diría Corpus–; y que una hinojoseña como yo, comentaría, al enterarse, con esa expresión tan colodra –y deliciosa al tiempo-: «¡Pero... qué barbaridad!».





Sevilla, 15/4/2023.






Bibliografía:


Barga, Corpus: La vida rota, Diputación de Córdoba. Ed. renacimiento, 2007.


Barga, Corpus: Los pasos contados. Los Galgos Verdugos. Alianza Tres, 1979, Madrid.


Trapiello, Andrés: Las armas y las letras, Destino, 2021.

domingo, 9 de abril de 2023

Presentación de la obra teatral «Isabel I de Castilla. Justicia para Hinojosa»

© Santos Ortega Gómez y María Dolores Rubio de Medina, 2023



El 30 de marzo de 2023, a las 20:00 horas presentamos, en la ermita de San Sebastián de Hinojosa del Duque (Córdoba), la obra teatral Isabel I de Castilla. Justicia para Hinojosa.


Los libros impresos por la Diputación de Córdoba,
listos para su distribución.
(Fotografía: Santos Ortega).


La presentación del libro –y de los coautores– corrió a cargo de don Eduardo Lucena Alba, delegado territorial de Turismo, Cultura y Deportes de la Junta de Andalucía en Córdoba, a quien estamos profundamente agradecidos por su consideración.


Panorámica general de la ermita de S. Sebastián.


D. Eduardo Lucena Alba, presentado a los coautores.


Momento de la intervención de Santos Ortega Gómez.

La acogida de la presentación del libro fue extraordinaria, no solo asistieron personas residentes en Hinojosa, sino que se desplazaron amigos y amigas con residencia fuera del municipio hinojoseño (Belalcázar, Añora, incluso de Córdoba).

No tenemos palabras para describir la emoción que sentimos al comprobar que la ermita de San Sebastián se llenó para algo tan inusual como es la presentación del libreto de una obra de teatro, transformado en libro, gracias a la generosidad de la Diputación de Córdoba.

Nuestro infinito agradecimiento a todos los asistentes al acto; a la gente que, ante la imposibilidad de asistir personalmente, nos envió mensajes de apoyo; y a las personas que, en días sucesivos, dedicaron unos minutos de su tiempo para pararnos por las calles colodras y felicitarnos.

Infinitas gracias.

Hinojosa del Duque - Sevilla, Domingo de Resurrección, 2023.



Vista parcial del público asistente al acto.


D. Luis Romero Fernández, cronista oficial de Hinojosa,
interviniendo en el acto por haber sido citada su labor
divulgativa de la Historia Local.


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Nuestro agradecimiento a Pepe Mahedero
autor de casi todas la fotografías que ilustran esta entrada.


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Finalmente, para satisfacer la curiosidad de las personas que están interesadas en el contenido de nuestra intervención, reproducimos las notas que sirvieron de base a nuestra exposición.


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Santos Ortega Gómez.

El texto preparado por Santos Ortega Gómez, base de su intervención, se centró en explicar la historia de la obra, es el siguiente:

«En primer lugar, agradecer la presencia de Eduardo Lucena, y agradecerle que haya aceptado nuestra invitación, no todos los días se cuenta con todo un delegado de cultura y turismo para que nos presente un libro como este, aunque bien es cierto, que de todos es sabido el amor que tiene por su tierra, una tierra olvidada en muchos casos por la administración, pero que hoy podemos dar fe de la puesta en valor y la preocupación que él tiene, por nuestra historia y nuestro patrimonio, un patrimonio tan grande como abandonado a los ojos de las grandes administraciones, hasta ahora que eso está cambiando.

Mostrar nuestro más sincero agradecimiento, a la Diputación de Córdoba, quien nos ha impreso gratuitamente los libros, y sin quienes este presentación, no hubiera sido posible.

Por último, queremos agradecer a la comunidad carmelita hinojoseña, a través de Jean Patrice, Fray Paco y el Padre Tomás, que nos hayan facilitado sin ningún problema este magnífico lugar, que entre sus muros ha visto pasar cientos de años de la historia hinojoseña.

Dicho esto, vamos a entrar en materia.

Esta tarde noche, tenemos ante nosotros un libro, que entre sus páginas encierra una episodio de la historia hinojoseña, tan desconocido como sorprendente. Y se trata de una de las estancias de la Reina Isabel I de Castilla, Isabel la Católica en nuestro pueblo.

Y ¿por qué vino la Reina Isabel I de Castilla a Hinojosa?

Para responder a esta pregunta, tenemos que remitirnos 530 años atrás, hasta 1483, cuatro años después de que finalizara la guerra de sucesión castellana, entre los partidarios de Isabel la católica, y los partidarios de su media sobrina Juana de Trastamara, hija de Enrique IV y Juana de Portugal.

Si nos atenemos a la última guerra civil que hubo en España y que finalizó hace 74 años y estamos todavía como estamos, imagínense en 1483, cuatro años después de finalizar la guerra de sucesión castellana, las tensiones que aún quedarían entre partidarios de ambos bandos. 

Pues eso es lo que pasaba en Hinojosa según los documentos que hemos podido encontrar. Ciertamente Hinojosa por ese entonces, pertenecía al Condado de Belalcázar, quienes parece ser que fueron partidarios de Isabel, sin embargo, en Hinojosa existía un núcleo rebelde encabezado por dos hijodaldos o nobles menores, Iñigo López Dávila y Sancho de Arjona, quienes como cabecillas de las revueltas, asaltaban a los viajeros en los caminos, cometían tropelías siempre que podían etc. Dadas estas circunstancias, el alcalde mayor de Hinojosa, Pedro de Valderrama, envío un emisario llamado Alino, hacia Sevilla, para poner sobre aviso, a la Reina Isabel de las tropelías de estos nobles.

La Reina, tras hablarlo con su consejo, envío a Rodrigo Ponce de León, junto a 10 gentilhombres y su escudero, para poner orden en la zona.

Al llegar a las inmediaciones, fueron asaltados en el entorno de la villa de Hinojosa, en una emboscada por los sublevados. Apaleados y apresados, solo el escudero de Rodrigo Ponce de León logró escapar, volviendo a Sevilla y avisando a la Reina de lo sucedido.

La Reina, enfurecida, ordenó armar a 100 soldados, y se encaminó a caballo sin perder un solo segundo hacia Hinojosa.

Transcurridos los días, Isabel I de Castilla entró en Hinojosa del Duque por Camino Sevilla, sin perder tiempo, se dirigió hacia el alcalde mayor, mandado apresar a los felones. Estos fueron apresados, juzgados y condenados a morir ahorcados en la plaza de la villa.

Isabel la Católica, permaneció en Hinojosa durante varios días más, siendo alojada en lo que hoy es la ermita de la Virgen del Castillo, y que por ese entonces era el convento Madre de Dios.

Habiendo descansado, partió de nuevo hacia Sevilla.

La obra, como ya he comentado, es un ensayo teatral, dividido en 10 escenas, y finalizando con un romance local, en este sentido, será el romancero ciego, al más puro estilo del Lazarillo de Tormes, quien narrará la historia.

No quisiera finalizar mi intervención, sin antes dar las gracias a Rosario, quien nos facilitó el romance final, y que creemos que es un broche de oro para tal ensayo».


Santos finalizó su intervención leyendo el desconocido
«Romance o Canción Hinojoseña de la Reina Isabel»
que se reproduce integramente en el acto final del libro.



* * *


María Dolores Rubio de Medina.

El texto preparado por MD Rubio de Medina se centró en el proceso creativo seguido para la escritura del manuscrito –hoy libro– de la obra, y es el siguiente:

«Buenas noches: 

Tras las palabras del Sr. Delegado y las de mi coautor, Santos, creo que lo oportuno es hablar un poco del proceso creativo de un manuscrito que hoy, es un libro, y que algún día, no importa en qué siglo, estará sobre las tablas de un teatro. 

Cuentan que el Decamerón tiene su origen en un conjunto de personas que para evitar el contagio de la peste se refugiaron en una villa de las afueras de Florencia, en el siglo XIV. Desgraciadamente, una pandemia ha sido el origen de las diversas colaboraciones que he realizado con Santos, pero reunidos en la distancia de dos ciudades distintas (Hinojosa y Sevilla), gracias al milagro de “San Internet”. 

No hubiera existido Isabel sin nuestro Duelo en la villa de Hinojosa, la primera obra teatral que firmamos juntos. Cierto día Santos me mandó la transcripción de un documento descargado del PARES (la plataforma del difusión del patrimonio documental español). Un señor apaleaba al criado de otro señor y se armaba la de San Quintín, con pleito y una pléyade de testigos, cada cual más extravagante que el anterior. Leído el documento, comenté: “Aquí hay una obra de teatro” y nos pusimos a la tarea. 

No obstante, nuestra creatividad, al haber introducido técnicas cinematográficas en una obra teatral, “era difícil de representar”. No seguíamos el tradicional camino de las obras teatrales: “presentación, nudo y desenlace”. 

Entonces hicimos “teatro para leer” y la auto-publicamos; eso nos hizo ver que, Hinojosa, con gran tradición teatral en vivo, tenía hambre de leer teatro local, pues agotamos las dos ediciones. 

Cuando, por azar, Santos adquirió un libro de segunda mano, que contaba una revuelta en nuestra tierra; recordamos el hambre de teatro de Hinojosa y nos embarcamos en este nuevo proyecto. Esta vez, prestando atención a lo que los críticos habían dicho sobre el Duelo y optamos por seguir el abecedario teatral, con su entrada, su enredo y su final, cada uno a su tiempo. Así nos embarcamos en el manuscrito de Isabel. 

El manuscrito recorrió, electrónicamente, no sé cuántas veces el camino, de ida y vuelta, de Sevilla a Hinojosa o la inversa. Iba con las ideas de uno y volvía con las correcciones del otro; iba con el descontento de alguno de nosotros y acababa en tablas, con los pactos: “dejamos esto tuyo y tampoco quitamos esto mío”. 

Paralelamente, investigamos si era verdad la historia, buscamos en el PARES si habían existido los personajes; y sorprendente, encontramos la razón por la que se habían peleado los personajes de nuestra primera obra, por un robo de algo tan de Los Pedroches, como las bellotas. 

Hay indicios de que la historia pudo suceder, como la constancia de dos calles de Hinojosa, a finales del siglo XVI, que menciona el Padre Juan Ruiz en su libro de La Ilustre y noble villa de Hinojosa del Duque: la calle de la Reina y la calle Real de la Fuente de la Reina, que empezaba en Casa Tercia para el diezmo del vino, pasaba por la plaza de Olmedo y salía a la Plaza de Morales (S. Blas y Olmedo); también tenemos la tradición oral hinojoseña: hemos rescatado la canción de la “Princesa Isabel”, pasada de generación en generación. Son indicios, pero a la fecha, aún no ha aparecido el documento que convierta esos indicios en pruebas, no dudo que algún día aparecerá. 

Con sus más y sus menos, tras dos años de buscar editor, esta noche Isabel I de Castilla. Justicia para Hinojosa, se independiza de nosotros, los coautores, y comienza su expansión desde nuestro pueblo, y sin duda, llegará a bibliotecas recónditas, pues no hay que olvidar que la gente que ama este pueblo, nace en cualquier parte. 

Para finalizar, gracias a todas las personas presentes por su atención y su consideración; al Sr. Delegado por participar en este acto; a la Diputación de Córdoba por publicar el libro y ponerlo a disposición de Hinojosa gratuitamente; y a la Hermandad de S. Sebastián por acogernos en su casa. 

Pedimos a San Sebastián –que nos está escuchando- salud y fuerza para poder seguir maquinando. Solo tiene que poner a nuestro alcance buenas historias y nobles propósitos, que con ese bagaje, ya nos ocuparemos de empujar la historia de Hinojosa hacía adelante, lo volveremos a hacer ya mismo, descubriendo cómo era el desaparecido Convento de San Diego en 1646. Y para nuestra Isabel, deseamos un buen viaje por esos mundos. 

De nuevo, gracias.» 



El colofón del acto: los coautores firmando los libros
a todos los asistentes que lo solicitaron.