miércoles, 8 de abril de 2020

ANOTACIONES SOBRE LA SEMANA SANTA COLODRA


En esta Semana Santa tan atípica, en la que todos los principios y valores –incluso la muerte– han dado un vuelco que nos impedirá volver a ser lo que fuimos por esta plaga maldita, pongo a disposición de todos los que quieran acercarse a este blog, el artículo que escribí para la revista Cruz de Guía, núm. 23.

    Desde aquí, reitero mi agradecimiento a la Agrupación General de Hermandades y Cofradías de Semana Santa de Hinojosa del Duque, por la invitación que me remitieron en su día, que me ha permitido explorar una parte de la historia de la Semana Santa hinojoseña indagando en las hemerotecas públicas, labor que me ha permitido reescribir cosas que ya fueron escritas, pero que muchos hemos olvidado.

     


Portada de la Revista.



ANOTACIONES SOBRE LA SEMANA SANTA COLODRA

Los años pasan por la Semana Santa hinojoseña dándole señorío, belleza y, sobre todo, prestancia barroca. No en vano, ha obtenido su reconocimiento como Fiesta de Interés Turístico Nacional, tampoco podemos olvidar que, como en cualquier otro lugar del territorio nacional, nuestras imágenes religiosas se caracterizan por su extremado carácter realista. Desde tiempos inmemoriales los historiadores han destacado el carácter religioso de nuestra ciudad, actitud muy practicada por el autodenominado «poeta de la Sierra», Manuel Sancha de Belasco (1730-1808), quien muestra en sus romances una visión marcadamente religiosa y moralizadora con «nociones también muy medievales acerca de la vida en la superficie de la Tierra y sobre la naturaleza de las criaturas de Dios» (Caro Baroja, 1990: 175).

Al día de hoy podemos preguntarnos: ¿los hinojoseños –de nacimiento y de corazón– hemos superado esas nociones marcadamente tradicionales, en los umbrales de década de los veinte del siglo XXI? Para contestar, nada mejor que hacer un repaso a algunos años de nuestra historia para recordar cómo han evolucionado las manifestaciones religiosas. Es de justicia anticipar que, personalmente, estimo que hemos protagonizado cambios importantes antes de que se produjeran en otras ciudades más desarrolladas y con mayor pujanza económica. Adoptamos comportamientos más igualitarios desde antes de la Transición, lo prueba que cuando llegué a Sevilla para cursar mi Bachillerato, a mis nuevas compañeras les llamaba la atención (aparte de la pasión con la que hablaba –y hablo– de mi pueblo) que llevara a las espaldas varias salidas como nazarena del Convento. En Sevilla permitir la salida de las mujeres en las Cofradías no era lo habitual. No obstante, seamos justos, y recordemos que hubo tiempos en que las mujeres fueron a remolque de las circunstancias que les tocó vivir, así por ejemplo, los pasquines del año 1958 realizados por la Directiva de la Cofradía de Ntro. Padre Jesús Orando en el Huerto y con la Cruz a Cuestas recogían que en la procesión primero irían los hombres, después la Cofradía con el paso y, por último, las mujeres.

A lo largo de la historia de nuestra ciudad –lo somos por Real Decreto desde 1927–, la Semana Santa se ha ido adaptando a las circunstancias económicas y políticas de cada momento, como es de sobra conocido, a finales del siglo XIX las Cofradías que procesionaban eran dos: Jesús Nazareno y la Vera Cruz (Romero / Cortés / Fernández, 2015: 20). Durante mucho tiempo fueron las únicas que hicieron estación de penitencia, aunque sabemos que la integración de los habitantes de Hinojosa en agrupaciones religiosas no dejaba de crecer, así en el año 1923 habían unas cincuenta asociaciones piadosas, entre ellas 3 Cofradías y 31 Hermandades (Ruiz, 1923: 57), entre ellas la de Vera Cruz, que en otros documentos se denomina Cofradía. Durante la II República las dos Cofradías que procesionaban (Ahora, 20/03/1932) optaron por no pedir el necesario permiso a las autoridades para salir a la calle por temor a que se produjesen enfrentamientos o actitudes incorrectas; no obstante, no fue este el comportamiento seguido en todos los pueblos de Los Pedroches, así por ejemplo, en Alcaracejos salieron a la calle las 2 procesiones diurnas, no las 3 nocturnas, que no solicitaron permiso.

En Hinojosa los grandes cambios no llegaron hasta final de la década de los 50 del siglo pasado. El año 1958 fue pródigo en noticas, el periódico Hinojosa, del mes de febrero, recogió el rumor de los cambios que se avecinaban y publicó «de fuente generalmente bien informada que en nuestro pueblo se está formando una Cofradía de Semana Santa al estilo de todas las Cofradías de Semana Santa que existen el mundo. Con esto queremos decir que será algo nuevo aquí, donde todavía no había sonado la hora de que en Procesiones de esas festividades desfilaran sólo los cofrades, con sus túnicas y todos los accesorios que componen tan vistosa cabalgata. Esta que desfilará, será así precisamente. Y añaden esas fuentes, a ella solo pertenecerá gente joven, que por regla general siempre tienen ansía de novedad». ¿Quiénes eran esas fuentes tan bien informadas? Ni más ni menos que dos de los activos participantes en la fundación de la nueva Cofradía, Carlos Cerro y Pablo Manuel Rubio, director y redactor-jefe, respectivamente, del Hinojosa.

La misteriosa nueva Cofradía a la que se refiere la noticia es la popularmente conocida como «la del Convento» que, al parecer, no conserva los estatutos fundacionales. Poca gente conoce que, más allá del intento de constituirla en 1933 –episodio recogido en el libro Historia de la Semana Santa de Hinojosa del Duque–, para tener información sobre los requisitos y los estatutos necesarios para constituirla, algunas personas, entre ellas dos profesores del colegio de los Carmelitas: Amadeo Romero Tauler y Pablo Manuel Rubio, se desplazaron a Belalcázar para contactar con Rodrigo Medina Rubio, de la Cofradía de la Santa Vera Cruz, para que les explicara el proceso fundacional por haber sido la última Cofradía fundada que tenían más a mano –en realidad, refundada–.

Ciertamente, el grupo de jóvenes que pretendía innovar la forma de vivir la Semana Santa hinojoseña lo logró con acierto, aunque como cuentan en la Historia de la Semana Santa de Hinojosa del Duque, la Cofradía saliera a la calle con elementos prestados, macetas de casas particulares y túnicas cosidas a toda prisa.

Ese mismo año, otra vez el Hinojosa (núm. 10, mes de mayo) nos ilustra sobre la evolución de los comportamientos protagonizados por esas «criaturas de Dios» –Caro, dixit–, pues acertadamente publica que «las Cofradías de Semana Santa no se duermen, han salido tardías pero ciertas, con un ímpetu realmente arrollador. Trabajan ambas con entusiasmo para incrementar sus fondos y captar nuevos adeptos. Por otra parte, se anuncia que en la Parroquia de San Isidro se está constituyendo otra capaz de dar réplica a la de San Juan y a la de los Padres Carmelitas. Nos alegramos de veras, pues la única manera que el entusiasmo no decaiga, en la sana y honrada competencia que acarrea el estímulo y el éxito».

Durante los años 60 se abrió la etapa de consolidación de la Semana Santa hinojoseña, lentamente comienza el proceso de embellecer y mejorar los ornamentos de las tallas y los pasos, a pesar de los escasos medios económicos de los que disponía cada Cofradía. Nos ilustra sobre estos cambios Juan Murillo Díaz, quien en El Cronista del Valle de fecha de 4/4/1964 describe su esplendor. Los actos comenzaban con la salida de «la cofradía infantil  de ‘La Pollinica’ que con sus vistosos informes [ponía] una nota de color por las calles en su recorrido». También describe los ropajes de los cofrades y menciona las bandas de música que acompañaban a cada Cofradía. La salida del Jueves Santo de la Cofradía del Convento, la del Santísimo Cristo de la Misericordia y María Santísima de los Dolores fue acompañada por la banda de cornetas y tambores de Jesús Recatado, de Pozoblanco; mientras que la Cofradía de Nuestro Padre Jesús con la Cruz a Cuestas y María Santísima de los Dolores y la de Nuestro Padre Jesús Orando en el Huerto, contaban con su propia banda, que también se desplazaban a Belmez y Belalcázar para acompañar a las salidas procesionales de  las Cofradías de estos pueblos.

Podría seguir escribiendo detalles porque el tema es inagotable, pero como se trata de un artículo no de un libro, estimo oportuno no agotar en exceso a los atentos lectores y opto por concluir agradeciendo de corazón la confianza que me ha otorgado la Agrupación General de Hermandades y Cofradías de Semana Santa para que escriba en su Revista;  y dando repuesta a la pregunta del inicio.

¿Qué futuro hemos de esperar de la Semana Santa hinojoseña? ¿Hemos superado los comportamientos tradicionalistas, como ya se intentó a finales de los años 50 del siglo pasado? En mi opinión, los cambios se irán introduciendo de la misma manera: lentamente; han surgido novedades que, a veces, son redescubrimientos de las etapas artísticas que hemos dejamos atrás,  por ejemplo, lo vemos en la recuperación del estilo barroco para decorar los pasos y bordar las vestiduras de las imágenes. Fuera de eso, lo que nunca cambiará, como decía el Hinojosa (5/4/1931), es el «carácter realista de nuestra escultura religiosa», por eso las novedades nunca serán excesivas, porque «por circunstancias étnicas y de carácter cultural, nuestro pueblo permanece silencioso y ausente ante los problemas abstractos que se le [(…) ofrecen, lo que obliga] a ajustar la actitud política a este sentido realista, ofreciendo al pueblo problemas concretos y de inmediata comprensión, para levantarlo de esta postración e indiferencia política en que se encuentra sumido»; por ello todos tenemos la obligación de hacer que el «entusiasmo no decaiga, en la sana y honrada competencia que acarrea el estímulo y el éxito».


¡Viva la Semana Santa de Hinojosa del Duque!


María Dolores Rubio de Medina
Sevilla, enero  2020.


Bibliografía:

CARO BAROJA, JULIO (1990): Ensayo sobre la Literatura de Cordel, Ediciones Ismo, S.A., Madrid.

ROMERO FERNÁNDEZ, LUIS; CORTÉS JURADO, ANTONIO JAVIER; y FERNÁNDEZ NOGALES, MARÍA DEL CERMEN (2015): Historia de la Semana Santa de Hinojosa del Duque, Ayuntamiento de Hinojosa del Duque.

RUIZ, JUAN (1923): La ilustre y noble villa de Hinojosa del Duque.

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