domingo, 26 de julio de 2015

El tenedor del señor Pérez

Euroforum Infantes, El Escorial, martes 21/7/2015

Están sirviendo la cena; en nuestra mesa redonda de nueve comensales y con varios asientos libres, el encargado de la sala sienta a un señor y a su esposa. Ocupan el segundo y tercer lugar a mi izquierda. Es una imagen muy tierna, son matrimonio de la vieja escuela, de los que acuden juntos a todas partes. 
Miro la identificación pinzada en el bolsillo de la chaqueta del caballero para ver a qué curso pertenece; solo alcanzo a leer «Pére…» y «Ponente». El señor me ha mirado con insistencia al ver que trato leer su identificación; aparto la mirada, avergonzada. 
Para salir del apuro, le explico que la nuestra es una mesa normal; que hay otras reservadas a los ponentes, con un gesto, da a entender que no importa. Me tranquilizo cuando se acerca una mujer a hablar con él y trata de buscar sitio a su lado, sin resultado. Los nueve asientos de la mesa ya están ocupados. La recién llegada acaba sentándose en otra mesa reservada a los ponentes.
En el transcurso de la cena me llama la atención que el señor Pérez coma poco; o no le gusta la sopa de marisco o está agotado del viaje, sospecho que es lo último.
Cuando la camarera sirve el segundo plato de la mesa -el mío es el último-, voy a tomar el tenedor y observo a mi izquierda un lugar vacío. Miro a la derecha, solo está el cuchillo.
Alguien se ha equivocado de cubiertos, al empezar la cena tenía mis dos tenedores a mi izquierda. Miro a derecha e izquierda buscando quién tiene un tenedor de sobra y observo que el señor Pérez tiene uno libre a su izquierda, él come con otros cubiertos, también su señora. No sé si se ha confundido de cubiertos o ha sido Fernando Barrero que está a mi izquierda. Veo tan atareadas a las camareras atendiendo las mesas que me parece excesivo interrumpir su trabajo para pedirles un tenedor.
«Disculpe, señor; me permite el tenedor de su izquierda. Alguien ha cogido el mío», digo. Amablemente, se lo entrega a Fernando para que me lo pase. 

Euroforum Infantes, El Escorial, miércoles 22/7/2015

Aguardo a que abran el comedor cuando aparece Fernando. «¿Sabes quién era el señor con el que cenamos y hablamos ayer?», dice entusiasmado. Yo que me he pulido justamente las clases de la mañana de ese miércoles para irme a Madrid a ver en el Museo Thyssen la exposición de Zurbarán, estaba en la ignorancia supina. Justamente la conferencia extraordinaria de cierre de los Cursos de El Escorial 2015, titulada «El príncipe don Carlos, un problema de Estado para Felipe II», la impartió el señor Pérez a partir de las 12,00 h.; cuando una recorría las calles Sol y Callao de Madrid buscando «Técnicas de iluminación» de Eloy Tizón, libro que no había conseguido encontrar en El Escorial.
«El Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales», me suelta Fernando, justo cuando el señor Pérez pasa a nuestro lado para sentarse con su señora en una mesa de ponentes.
«¡Dios mío -me digo-, esto no le hubiera pasado a Chema! No solo lo hubiera reconocido, sino que se hubiera sacado una fotografía con él y lo hubiera invitado a dar una conferencia en su Universidad». Toda nuestra mesa miraba disimuladamente a don Joseph Pérez, sin atreverse a dirigirle la palabra.  
Aunque reuní valor para abordarlo, cuando finalizada la cena pasó de nuevo por mi lado, para disculparme por no haberlo reconocido; aún se me ponen coloradas las orejas cuando reparo en qué, por no importunar a una atareada camarera, le di la vara a todo un premio Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales por culpa de un tenedor. 

D. Joseph Pérez, a la salida del Euroforum Infantes, El Escorial.



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