jueves, 31 de julio de 2014

Reseña de "LA TERAPIA DEL SON" de Luis Miguel Rufino

Fernando Iwasaki, en su presentación del libro recopilatorio de cuentos de Luis Miguel Rufino, La terapia del son (editorial Jirones de Azul, 2007) reflexiona acertadamente sobre el interés que despiertan los tipos geniales (Freud, Borges, Woody Allen), entre los que incluye a Luis Miguel.

Cuando leí la introducción, llovía sobre mojado, ya lo había situado en ese lugar desde que en el Facebook descubrí que «sabe ver el momento de disparar la foto»; impresión que se confirmó cuando llegó a mis manos un ejemplar de La terapia del son con esta dedicatoria: «Para MD, con curiosidad».

Aunque con cierto retraso, trato de responder a las expectativas del autor. De entrada, confieso que -de los 24 cuentos que componen el libro- comencé su lectura por la página 101, subyugada por ese maravilloso título: «El hombre que se defendía tocando las maracas». Es la historia de un hombre que busca trabajo en un club, y que para mí -recalcitrante investigadora de temas laborales-, me cautivó por la enconada defensa que el desgraciado protagonista realiza de la dignidad del trabajo: «Yo soy un hombre honrado y humilde que ha venido aquí pidiendo trabajo... Pedir trabajo no es deshonroso, Sr. Barreiros, ni rebaja a las personas...». (¡Gran lección, si en Andalucía nos hubieran acostumbrado a pedir trabajo, no subsidios, otro gallo nos cantaría!).

A medida que fui avanzando en la lectura de los cuentos, el «tipo de interés» pasó a formar parte de los libros de cuentos que ocupan la pléyade de mi biblioteca: Capote (Cuentos completos; Anagrama), Marina Perezagua (Leche; Los Libros de Lince) y Patricia Esteban Erlés (Manderley en venta; Tropo editores). Es el tipo que como Ray Loriga (Lo peor de todo) escribe bajo una óptica masculina sobre mujeres, sadomasoquismo, deslices, violencia de género, dignidad en el trabajo, guerras, rupturas amorosas, despilfarro de recursos, necrofilia..., entre pinceladas de música y canciones.

Sobre todo, los cuentos sobresalen por la plasmación escrita de un oído privilegiado -su autor ha sido director gerente de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla-. Los «¡Matíaaaas¡»,  «shes, shis, shis», «fus, fuús» y «toc, toc» se intercalan en el punto exacto de los relatos hasta encontrar su maestría en el maravilloso cuento escrito «de oídas», titulado «Su conferencia con Madrid» que desgrana un mítico encuentro en El Escorial entre Frank Sinatra y Ava Gardner (1956); que, por sí solo, es suficiente para colocar a Luis Miguel Rufino entre los tipos geniales.

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