miércoles, 30 de octubre de 2013

TRIBUNALES Y ÓRGANOS CONCILIATORIOS LABORALES HISTÓRICOS




http://www.iustel.com/v2/revistas/detalle_revista.asp?id_noticia=413837


Tribunales y órganos conciliatorios laborales en los inicios del siglo XX. 

Nuevo artículo publicado en la Revista del Trabajo y la Seguridad Social, núm. 35-2013

Courts and conciliatory labor organs in the beginnings of the 20th century -

En este trabajo se analiza la aparición y la evolución de unos tribunales específicos en el ámbito laboral durante el primer cuarto del siglo XX. Los Tribunales Industriales, creados en 1908, no disfrutaron de competencias exclusivas. Este periodo histórico destacó por las reivindicaciones de la clase obrera para regular sus condiciones laborales: jornada, salarios, protección frente a los accidentes, regulación del trabajo de las mujeres y los menores, etc. Para solucionar los conflictos laborales, junto a los órganos judiciales específicos, se crearon organismos paralelos (Tribunales Ferroviarios, Jurados Mixtos, Comités Paritarios, entre otros), que coexistieron los Tribunales Industriales hasta su desaparición definitiva en 1938, con la creación de las Magistraturas de Trabajo.

I. Introducción.- II. Antecedentes a la creación de unos tribunales específicos en materia social.- III. La creación de tribunales especiales: Los Tribunales Industriales y los Tribunales de Trabajo Ferroviario.- IV. La incidencia del Código de Trabajo de 1926 en la Jurisdicción del Orden social.- V. Organismos Conciliatorios y de arbitraje de funcionamiento paralelo a los Tribunales Industriales.- VI. La evolución de los Tribunales Industriales con la creación de los Jurados Mixtos.

Palabras clave: Tribunales IndustrialesJurados MixtosComités Paritariosprocedimiento.;

In this work there is analyzed the appearance and the evolution of a few specific courts in the labor area during the first quarter of the 20th century. The Industrial Courts, created in 1908, did not enjoy exclusive competitions. This historical period stood out for the recoveries of the working class to regulate his working conditions: day, wages, protection opposite to the accidents, regulation of the work of the women and the minors, etc. To solve the labor conflicts, close to the judicial specific organs, there were created parallel organisms (Railway Courts, Mixed Jurors, Equal Committees, between others), that coexisted the Industrial Courts up to his definitive disappearance in 1938, with the creation of the Magistracies of Work.

I. Introduction.- II. Precedents to the creation of a few specific courts in social matter.- III. The creation of special courts: The Industrial Courts and the Courts of Railway Work.- IV. The incident of the Code of Work of 1926 in the Jurisdiction of the social order.- V. Conciliatory organisms and of arbitration of functioning parallel to the Industrial Courts.- VI. The evolution of the Industrial Courts with the creation of the Mixed Jurors.

Keywords: Industrial CourtsMixed JurorsEqual Committeesprocedure.;

sábado, 19 de octubre de 2013

EL PLURIEMPLEADO NÚM. XIII


Vendrían 40 días de lluvias, acepté un empleo temporal de carpintero. Luego fui cazador, con una red y un lazo junté especies; por último, firmé varios contratos a tiempo parcial como patrón de barco, grumete, pinche de cocina, veterinario y guarda de zoo. Atraqué entre las manchas de petróleo del puerto y pisé tierra. En los días siguientes, apalabré un contrato eventual, así fiché como descargador de muelle. Finalmente me limpié el sudor con la manga de mi camiseta del Barça y descansé. Miré a mi alrededor, esperanzado de obtener una ayudita por tanto trabajo, pero no. Habían desaparecido hasta las oficinas del paro.

© MD Rubio de Medina

viernes, 11 de octubre de 2013

Buenas Prácticas Jurídico-Procesales para reducir el gasto social

El próximo 18 de noviembre de 2013 se celebra en Sevilla el I Congreso Nacional Buenas Prácticas Jurídico-Procesales para reducir el gasto social, financiado por el Ministerio de Empleo y Competitividad




El programa de desarrollo del Congreso, de coste gratuito para las personas que quieran matricularse (del 15 de octubre al 15 de noviembre), es el siguiente:



domingo, 6 de octubre de 2013

La reforma de la Ley Lang francesa: David contra Amazon

MD Rubio de Medina
Doctora en Derecho
Fecha de cierre: 6-10-2013

La Assemblée Nationale francesa está tramitando una propuesta de ley de reforma de la Loi nº 81-766 du 10 août 1981 relative au prix du livre (conocida como Ley Lang), norma que articula la política del libro francesa y que tiene como finalidad reforzar la protección de los pequeños negocios de los libreros frente al empuje de las grandes compañías que venden los mismos productos a precios mucho más competitivos para los consumidores.
La propuesta de reforma, en su Exposición de Motivos, aclara que la modificación se introduce para defender la pervivencia de las librerías, elemento fundamental para impulsar la animación cultural, especialmente en las zonas rurales, dado que su margen de ganancia, situado entre el 0,6 % y el 2 %, se ha reducido año tras año por el creciente avance de las nuevas tecnologías y de los nuevos modelos de negocio. Sobre este razonamiento, trata de reforzar el papel vendedor de las pequeñas librerías introduciendo una prohibición que dificulte la política comercial de las grandes compañías.
Frente a la pretensión solicitada por el Syndicat de la Librairie Française (SLF) de suprimir la rebaja del 5% del precio fijo del libro, se argumenta que la aplicación de esta medida tendría consecuencias para la clientela fija de las librerías, que se beneficia de ese 5% de descuento en sus compras de libros. Ese 5% es la estrategia de ventas a la que acuden los pequeños libreros, los cuales no disponen de otros medios para fidelizar a la clientela que aplicarle ese porcentaje de reducción en el precio de libro. Por ello, la propuesta de reforma se inclina por redinamizar el sector librero introduciendo en la Ley Lang una nueva disposición para que no pueda incluirse en el precio fijo del libro el coste del envío al domicilio del pedido realizado por el cliente.
Literalmente, la reforma introduce la prohibición en estos términos: La prestation de livraison à domicile ne peut pas éter incluse dans le prix ainsi fixé.
La modificación normativa propuesta lo que hará, ni más ni menos, será prohibir a las grandes compañías de internet o grandes almacenes especializados o no (entidades tipo Amazon o Fnac) que, además de descontar el 5%, envíen los libros al domicilio de los clientes gratuitamente; en consecuencia, ese envío –de aprobarse la propuesta– tendrá que facturarse aparte.
Hay cierto consuelo en comprobar que la Francia sensible y culta, amante de las vanguardias, a la hora de luchar contra los excesos de internet y de las grandes cadenas de ventas para proteger la cultura, tiene la misma falta de iniciativa real y de ideas que la que existe en nuestro país, dónde parece haber arraigado la costumbre de descargarse el libro con descuentos del 100%, gratis total.
La iniciativa francesa de beneficiar a los pequeños libreros o negocios, impidiendo que se puedan realizar envíos gratuitos de los pedidos, es una lucha de David contra Goliat –o Amazon– condenada al fracaso desde su mismo inicio. De la misma forma que la invención de la imprenta por Gutenberg en el siglo XV llevó a la decadencia el negocio de los copistas manuales de libros, monopolizado por la iglesia en los monasterios, la media devendrá insuficiente desde el mismo momento en que sea aprobada. El origen primordial del fracaso se encuentra en que el sector de las librerías y de la editorial ha reaccionado con una lentitud exasperante a los cambios derivados de la implantación de la aldea global digital, ya es tarde para introducir medidas correctoras que pasan por la educación de los consumidores.
La protección de los libreros, que representan un sector muy minoritario de la población, frente a una mayoría consumidora que se encuentra a identificada con esa aldea global digital y que mira su propio bolsillo, no el de los libreros, mediante la disposición mencionada, está abocada, por sí sola, al fracaso, si no se introducen otras medidas más radicales y complementarias, sobre todo, porque las nuevas generaciones han sido educadas desde su nacimiento en internet y raramente entran en librerías tradicionales, su mundo es el de las librerías virtuales.

viernes, 4 de octubre de 2013

EL EMPLEADO DEL MES

Dicen que mi padre tenía la apostura de Laurence Oliver hasta que una tarde de circo quedó varado en mi infancia como el jorobado de Notre Dame. Descubrimos a mamá tras la lona de un carromato, besando al trapecista islandés. Papá no sabía nada de cocina, me alimentó con pizzas todos los años en que mamá estuvo volando por los cielos de esos mundos, haciendo números asida a las manos de su volatinero. Dicen que ella volvió, no estoy seguro porque a los veinte y tres años con las hechuras y la calvicie de Alfred Hitchcock encontré trabajo en Cementos Sólidos, S.L. y abandoné la casa conyugal con una mochila y una pila de cajas de pizzas a los cuatro quesos bajo el brazo.

Las cosas fueron más o menos llevaderas en la cementera hasta que importaron al gerente Keane, el americano. La paz se hizo añicos. Keane visitaba a los oficinistas a horas imprevistas, hacía rondas puntuando en una libretita la productividad del personal. Desató una actividad frenética. Los trabajadores, para evitar la reducción de sus pagas, suprimieron la pausa del cigarrillo, el pincho de la una, las visitas al baño, la comida recalentada en el microondas y las incursiones al cuarto de la fotocopias para echarle un ojo o un pellizco al trasero de su secretaria.

A pesar de mi manta de defectos, que se hubiesen atenuado si no trabajase como contable, si Hitchcock me hubiese legado su genialidad con el suspense o si mi padre no me hubiese alimentado con pizzas, soy un trabajador honrado. El otro día sin ir más lejos, para apurar más con los balances, mordisqueaba un melocotón, medio escondido tras la pantalla del ordenador, cuando Keane inició su ronda por el departamento. Me metí, de golpe, la fruta en la boca.

—Parece que afloja usted un poco, Rosauro. La semana pasada le arrebataron por dos décimas el título del empleado del mes y el anterior, por media décima.

El jefe Keane, fijándose en mi cara de contable íntegro, me palmeó animoso la espalda y el hueso se deslizó por mi tráquea. Para desviar la atención de mi sofoco, señalé a mademoiselle Coco, la solterona para todo de la planta de RR.HH., que pasaba con la pila del correo. Con los restos del melocotón en el estómago, dije para que todos los de los de la sección de contabilidad lo escucharan:

—Mademoiselle, tráigame usted las estadísticas de ventas de los últimos cinco años, que voy a comparar los balances para que la junta del jueves cuadre la campaña de marketing.

A las nueve y veinte llamé a casa para decirle a mi mujer que regañara al niño, que menos wii y más deberes. Que llegaría tarde por tener trabajo atrasado.

—No me esperes levantada –susurré.

Hay mujeres para todo, cuando uno consiente que las rubias de portada pasen de largo, encuentra hasta una dispuesta a amoldarse a las hechuras de las pizzas. Así que me esperaría.

Ayer me llamó mi mujer, dice que Alfredito ya es todo un señor ingeniero, que no hace falta que me apresure con el trabajo para ayudarle con los quebrados, que el niño ya tiene novia con bombo, suegra y sueldo. Justamente cuando había acabado de cuadrar los balances para la junta del dichoso jueves. Para el colmo, mademoiselle Coco me ha amenazado, no me ayudará a levantarme de la silla, cortando las raíces del melocotonero que me ha crecido en la barriga y que llegan hasta el sótano, hasta que no recoja la cosecha. Que no se ha pasado siete años largos regándome la calvicie para que me vaya a casa con los melocotones puestos.

Cuando Keane -dicen que se jubila un día de estos- se dio el previsible paseo por las oficinas, me sacudió otra palmadita en la espalda.

—No se preocupe, Rosauro, la dirección ha creado un nuevo premio, el empleado más verde. Hemos decidido otorgárselo a usted, desde que nos da sombra no hace falta encender el aire acondicionado.

Aunque sigo siendo un trabajador virtuoso, he cuidado de no decirle a mademoiselle que en lo más frondoso de mis ramas ha anidado una cigüeña o recogerá la cosecha y me retendrá sin cortarme las raíces hasta que los polluelos puedan emigrar a lugares más cálidos.



© Rubio de Medina, Sevilla, 2011.