sábado, 17 de diciembre de 2016

Testimonio fotográfico de la Hinojosa que fue (I). Interior de la Iglesia de San Juan Bautista.


Sobre el primer Retablo Mayor de la Iglesia de San Juan Bautista de Hinojosa de Duque (Córdoba) se sabe que fue de estilo barroco. Fue construido entre 1714 y 1791 bajo un proyecto de Jorge Mexia, siendo destruido por el Frente Popular en 1935 [Nieto Cumplido (1972 : 73)].  La referencia al maestro escultor "Gorge Mexía" se encuentra debidamente reseñada por el Fr. Juan Ruiz, C.A.O. (1922 : 247), quien dejó escrito que fue dorado por don Joaquín Moreno y que el retablo anterior era de estilo plateresco <<(obra del siglo XVI), con cinco órdenes, pintado y dorado, con historias de imágenes. En medio de él estaba la imagen de S. Juan Bautista, de bulto, pintada y dorada, en su tabernáculo; y más arriba otra imagen también de bulto. Al lado de dicho Retablo, un sagrario pintado y dorado. Este altar fué costeado (...) con los bienes que legó para ello, en 1507, Francisco Blasco, hijo de Antón Sánchez Blasco.
Una hermosa baranda de bronce, sobre zócalo de mármol negro, cierra el Presbisterio; cuyo conjunto, a pesar de las paredes en blanco es suntuoso>> [Juan Ruiz, C.A.O. (1922 : 248)].
Un testimonio de lo que se destruyó en la iglesia en 1935, incluyendo el archivo parroquial del siglo XV, podemos encontrarlo en las palabras de Juan Jurado Ruiz, Pbro., a las que me remito -Vid. [Nieto Cumplido (1972 : 92 y 93)]-. En cuanto al testimonio gráfico del altar, este se encuentra en el maravilloso libro Portfolio Fotográfico de España, Andalucía, Provincia de Córdoba, editado por A. Martín, Barcelona. El ejemplar que  he consultado no hace referencia a  ninguna fecha de edición; sin embargo, por mis búsquedas en internet sitúo la fecha del inicio de la serie de fotografías del Portfolio sobre 1911.

Portada del Portfolio fotográfico.

Página interior del Portfolio con los datos relativos al volumen y las localidades cordobesa,
distribuidas por partidos judiciales, que contiene.

Retablo Mayor originario de la Iglesia destruido en 1935.
La fotografía permite observar otros detalles, como las lámparas y el suelo de la iglesia,
así como el ornamento del púlpito.

La reconstrucción del destruido altar, en palabras de Juan Jurado Ruiz, Pbro., es obra del Taller de <<Félix Granda en Madrid. Lo costeó todo la piadosa señora doña Ana Rosales, viuda de Cárdenas. Sólo ella sabe lo que le costó. Hinojosa del Duque nunca pagará bastante la esplendidez de su bienhechora ilustre. También son obra de los mismos talleres, el sagrario de bronce cm esmaltes que está en la capilla del sagrario y el Sagrado Corazón de la misma. Esta capilla la decoró don Rafael Díaz Peno, de Córdoba. Finalmente, el maravilloso "Cristo yacente" para el Viernes Santo, también es obra de los Talleres Granda, costeada por su Hermandad Titular del Santo Sepulcro.
La bendición e inauguración del retablo del Altar Mayor la ofició, el 12 de octubre de 1947, el Excmo. y Rvdmo. Fray Albino González Menéndez-Reigada O.P., Obispo de la Diócesis, en Misa Pontifical, en la que un coro y orquesta de la ciudad interpretó la "Iª Pontificales" de Perossi>>, (Nieto Cumplido 1972 : 93).

2016, el Retablo Mayor en la actualidad.
Fotografía: MD Rubio de Medina.


En los años 70, conseguir que los monumentos locales tuvieran repercusión fuera de la provincia era poco menos que imposible sin la colaboración de las cajas de ahorro rurales, las cuales, de vez en cuando, se preocupaban por impulsar el conocimiento del patrimonio local. En 1972, la revista «Alto Guadalquivir. Córdoba y Jaén» me deslumbró por su espectacular portada, siendo la primera vez que contemplé, a todo color, la portada de una revista ilustrada con una fotografía de la iglesia de mi pueblo.

La imagen permite contemplar el ábside central sin las restauraciones a las que se ha sometido desde 1972, así como el brutal amarilleo de la pared sobre la que se recortan las esculturas de la parte alta del retablo, probablemente producto del afloramiento del humo, puesto que las imágenes y el retablo anterior fueron quemados en 1935. 



1972. Portada de la Revista, ábside central.

Primera página interior de la revista dedicada a la iglesia, texto de Manuel Nieto Cumplido.

Segunda página interior de la revista dedicada a la Iglesia, texto de Manuel Nieto Cumplido.
Incluye algunas notas sobre el Camarín de la Iglesia Virgen del Castillo.

2016, ábside central en la actualidad.
Fotografía: MD Rubio de Medina.



Bibliografía:
  • Nieto Cumplido, Manuel: Iglesia de San Juan Bautista. Hinojosa del Duque. Córdoba. 1982.
  • Juan Ruiz, C.A.O. La Ilustre y Noble Villa de Hinojosa del Duque. Jerez de la Frontera. 1922.
  • Porfolio Fotográfico de España, Andalucía, Provincia de Córdoba, editado por A. Martín, Barcelona.
  • "Revista Alto Guadalquivir. Córdoba y Jaén". 1972.

miércoles, 14 de diciembre de 2016

EL PRECIO DE LA TIZONA: MIL MARCOS DE ORO VALDRÁ

La espada tizón o la tizona con su aureola de leyenda -atribuida a la propiedad de el cid campeador en el Cantar del mío cid, compuesto en torno a los siglos XII-Xiii- ha provocado batallas después de vendida, hasta el punto que ha llegado a ser materia de litigio en la sala de lo civil del Tribunal supremo, nada menos.


El articulo ha sido publicado en  el azogue (revista digital).






OTROS ARTICULOS QUE HE PUBLICADO EN LA MISMA REVISTA:



Publicado el día 3/8/2016.


Publicado el día 8/6/2016.

domingo, 11 de diciembre de 2016

Los toros en Hinojosa del Duque. Segunda parte. El hundimiento de la plaza de toros.


María Dolores Rubio de Medina, 2016.


Como se sabe en Hinojosa del Duque (Córdoba), el 29 de agosto de 1902, en plena feria, se hundió la plaza de toros de la localidad, provocando escenas de pavor y desesperación entre los asistentes a la corrida. La desgracia no pasó a males mayores por la heroica intervención del espada contratado para la fiesta, Rafael González, Machaquito, que mató de inmediato al toro. Su valentía fue merecedora de la cruz de Beneficencia, que le fue impuesta al año siguiente.
Al recabar datos concretos sobre este suceso, observamos que las crónicas de la época son auténticos folletines a la mayor gloria del torero. No se practica un auténtico periodismo de investigación, puesto que no se señalan detalles que hoy sería muy útiles para la historia de nuestra localidad; tales como el lugar dónde estaba situada la plaza, las razones técnicas de su hundimiento (¿exceso de aforo o malos materiales?), o las lesiones que el suceso ocasionó a los espectadores. Las crónicas se limitan a mencionar la existencia de un herido grave, un vecino de Dos Torres. 
Aún dudando mucho de la autenticidad de buena parte del contenido de las crónicas, puesto que describen mi pueblo con prosa idílica, procedo a transcribir los datos sobre el suceso, expuestos por orden cronológico. Curiosamente, dos biografías del torero accesibles en internet son los textos que ofrecen mayor número de datos. 
Se advierte que las fechas de la concesión de la cruz y la celebración del correspondiente banquete son distintas según el medio en el que se publique; en todo caso, se reproduce el literal del texto.


I. El periódico El Toreo (Madrid), 26/10/1903, pág. 3, dio noticia del «Banquete á Machaquito», documento ya reproducido en la primera parte de «Los toros en Hinojosa del Duque», publicada en este blog.




II. La biografía de Rafael Gonzalez, editada por Ginés Carrión, en Madrid, en 1906, describe el suceso en sus páginas 39 y 40.

Portada del libro.

 
Pág. 39.
Pag. 40. 

El texto del libro es el siguiente:

«En ese año registramos un hecho digno de perpetua recordación, el cual constituye glorioso timbre en la historia taurina de Machaquito.
Era el día 29 de Agosto.
En Hinojosa del Duque efectuábase la segunda corrida de feria.
Al mediar la lidia de uno de los toros, hundióse parte del tendido, arrastrando en el derrumbamiento á más de cien personas, que amontonadas en horrible confusión cayeron al redondel, con peligro inminente de ser acometidas por la fiera.
Machaquito evitó la hecatombe.
Dominando con su valor las angustias de aquel momento, sereno, arrojado, pronto à salvar el conflicto, dirigióse al toro provisto de muleta y estoque, y desviando la atención del bicho lejos del sitio donde yacían las víctimas del percance, lo recogió con algunos muletazos oportunísimos, arrancó a matar y agarró una estocada que hizo rodar, sin vida, al cornúpeto.
La explosión de entusiasmo que aquel hecho produjera, no es para descrita.
Los espectadores, en masa, llorando de alegría, tributaron al joven espada una ovación que jamás olvidará seguramente el bravo cordobés.
Aumentada considerablemente desde 1902 la popularidad de Machaquito, ofreciósele brillante la temporada de 1903, durante la cual afianzó el buen nombre conquistado en lid honrosa».

III. El periódico Palmas y Pitos (Madrid) 28/4/1913, núm. 6, dedica su página 3 a explicar «La cruz de Beneficencia de `Machaquito´», siendo la descripción del suceso muy detallada, aunque fantasiosa. El texto está firmado por Claridades, seudónimo de Fernando Gillis.



No se trata de un artículo original, sino que la noticia, a dos columnas, reproduce unas páginas de un libro del mismo autor; en concreto un extracto de su biografía sobre el torero, titulada Machaquito, el torero de la emoción; concretamente las páginas 81 a 84 del libro.

Portada "El torero de la emoción".

Páginas 80-81. "El torero de la emoción".

Páginas 82-83. "El torero de la emoción"

Páginas 84-85. "El torero de la emoción"


Ambos escritos dicen lo siguiente:

«En este año de 1902, Machaco el temerario, el valiente hasta la exageración, entra en el escalón de héroes. Resuelto y abnegado, salva con temerario arrojo, de un día de luto a todo un pueblo. Sobre su noble pecho brilla orgullosa la cruz de Beneficencia, símbolo augusto de un proceder heroico.
En ese desenvolvimiento de la española fiesta que se llama la historia del toreo, pocos casos análogos se sucedieron. El de Gordito, que en la estación de Valencia dió muerte a un toro que se había escapado de un cajón; el de Frascuelo, que libró de las llamas de un incendio a una familia entera; el de Ángel Pastor, en el descarrilamiento de Quintanillejas; el de Limiñana, en el incendio del teatro Eldorado, y no recuerdo alguno más. El caso de Machaco, sin darle mayor mérito, es digno de grabar en los recuerdos.
Fue en el pueblo de Hinojosa del Duque, un pueblecito cordobés, alegra y limpio como pueblo andaluz; fue en la tarde del día 29 de Agosto de aquel año, tarde de sol, de toro, y fué en la placita del pueblo, arreglada con travesaños de madera y pies derechos, como plaza de toros principal.
La gente abarrotaba los tendidos, que estaban aquí a medio tender; de los pueblos de al lado había llegado un gran gentío.
—¡Camará, y como estaban las poses!
Machaquito, el nuevo héroe cordobés. ¡el paisano famoso!, toreaba aquella tarde cuatro morlacos de Lozano, un ganadero vecino de Priego, muy conocido allí; y como el diestro, en la tarde anterior, había demostrado con cuatro toros de los Cartelones, ¡allí todo se quedaba en el terruño!, que no eran bulos de los papeles sus dotes de torero excelentísimo, pues… las comadres del lugar, y la gente del campo, y… ¡qué sé yo! se gastaron los cuartos aquella tarde en ver a Machaquito.
Y salieron las cuadrillas, llevando Machaquito a la derecha a su primo Camará; y salió el primer toro, un animal negro zaino, de lámina preciosa, que atendía por Perdigón —«vaya un nombrecito»— decían los que se acordaban del triste fin del Espartero.
—¡Y dió lo suyo el nombre!
Entre «¡a ver si lo picas bien! ¡que lo rajas, no seas bárbaro!, ¡al toro, al toro!» y demás excitantes de esta clase de fiestas pueblerinas, Formalito y el piquero que salía de reserva le pusieron seis varas.
Machaquito acudía a los quites con alegría y adornos; la gente se volvía loca de contenta.
—¡Ese, ese es nuestro torero!
Tocaron a banderillear, Rafael se fué al sitio de los capotes a recoger los trastos y Chatín se adelantó con un par a los medios, en donde estaba el toro, y lo clavó muy bien.
Sonó un crujido horrible, gritos de angustia y de dolor surgieron clamorosos.
—¿Qué pasa?
—¡La plaza, que se hunde!
Una de las ochavas del tendido de sol se vino al suelo en siniestro hacinar de carne humana y trozos de madera.
La situación era bien crítica. Quedaba un enorme boquete que daba paso al pueblo; sobre la arena se movían, heridos, algunos espectadores que cayeron. ¡Si el toro se arrancaba!…
—¡Toro, jú! ¡La espá, la espá!
Machaco, con el cuerpo, citó a la res a combate; fué un momento de suprema emoción; llego Camará con el estoque, lo cogió Machaquito, y sin dar tiempo a más, lo hundió en el morillo de la res, que rodó por la arena.
Acabados los gritos de dolor, surgió un clamor de gracias y plácemes.
Machaco fue paseado triunfalmente por el ruedo. El presidente de la fiesta, el teniente alcalde señor Fernández López, bajó a abrazar al héroe.
¡Se acababan de arrancar algunas vidas a la muerte!
¡Machaquito surgía benemérito!
Se dió la orden de suspender la fiesta. De la catástrofe sólo el vecino de Dos Torres, Plácido Blanco, resultó con contusiones graves; los demás poca cosa. Las navajas de los salvajes empezaron á cortar trozos de la res muerta. El capitán de la guardia dió orden de despejar el ruedo…
Machaquito fué conducido en hombros á la fonda. Hubo serenatas y fiestas en su honor. Una comisión presidida por el Alcalde, y de la que formó parte el notable abogado don José Ortiz, fué a saludarle en nombre del pueblo agradecido. Se suspendieron las novilladas anunciadas.
El expediente para conceder al esforzado paladín de esta hazaña el premio á su valor quedó formado; se hicieron las gestiones, La cruz de Beneficencia fué con justicia concedida, y el 29 de Octubre, en un banquete dado a Machaquito en el Restaurant Francés por sus admiradores, para despedirle en su primer viaje á tierras mejicanas, su padrino, ¡más bien padre!, Señor Hurtado de Mendoza, que había regalado las insignias, las entrego a Clemente Peláez, que en la hora del brindis las colgó del pecho del torero campeón, entre los aplausos y los vítores de los noventa comensales.
Machaquito se sentía agobiado por la vistosidad de aquella insignia; su modestia ponía un rojo oscuro en su morena tez; mientras Dulzuras recitaba en uno de los brindis unas quintillas encomiásticas, el torero cordobés se despojaba cálidamente de la cruz y la guardaba en su bolsillo.
—Una cruz está guena pa con frá.
Machaquito, el héroe de Hinojosa, aparecía en los menús de aquel banquete retratado con el airoso calañé y la chaquetilla de terciopelo grana.
¡Los buenos tiempos del torero!
CLARIDADES.»

Como puede observarse por la detallada descripción, la exposición de Claridades da material suficiente como para montar una obra de teatro popular al estilo de «La vaquera de la Finojosa», basada en unas serranillas del Marqués de Santillana, cuyo montaje y representación, según parece, ha dado la vuelta al mundo.

IV. Parece que algunos periódicos, como señalé en la primera parte, se resisten a dejar de lado el impacto que la noticia causaba en los lectores, y por la senda del periodismo amarillo, reproducen la noticia, venga o no a cuento como una serpiente de verano. Es el caso del periódico Palmas y Pitos (Madrid) 27/10/1913, núm. 32, que dedica su página 4 a exponer en tres columnas la «Biografía de `Machaquito´». En su columna central dedica 8 líneas a este asunto: «Rafael ganó la cruz de Beneficencia el 29 de Agosto de 1902 en Hinojosa del Duque, pues habiéndose hundido uno de los tendidos, cayeron a la plaza infinidad de espectadores cuando acaba de salir un toro a la plaza. Rafael le mató rápidamente, evitando un día de luto a aquel vecindario».



domingo, 27 de noviembre de 2016

Y DESDE HINOJOSA DEL DUQUE, VAMOS DE TUMBAS...


Aprovechando que me están lloviendo fotografías de medio mundo sobre cementerios, las dos últimas entradas para mi álbum han sido imágenes del cementerio de Sóller, donde está enterrado Robert Graves, cortesía de Manuela Fernández Casildo; y del Cementerio de Sucre y de una aldea de Santa Cruz (Bolivia), cortesía de Rosa María Rodríguez, que aparentemente pretende que amplíe mis investigaciones sobre los cementerios a todo el mundo, vuelvo a mis orígenes, Los Pedroches, y más concretamente, a mi pueblo.

Vuelvo a dos tumbas romanas, cuyo estudio fue realizado por José Manuel Iglesias Gil y publicado en la separata de la Revista de Prehistoria y Arqueología, ZEPHYRVS de la Universidad de Salamanca en 1974, que reproduzco más abajo, en su integridad sin ningún añadido. Desgraciadamente la calidad de la fotografías es mediocre, lo que nos impide apreciar las inscripciones al detalle.

Es una satisfacción que la gente de Los Pedroches, gracias a internet, tenga conocimiento de nuestro pasado romano, del que existen bastantes restos desperdigados por el mundo, por ejemplo existe una lápida romana en el Castillo de Cortegana. Otro análisis sobre las tumbas romanas de Los Pedroches, podemos encontrarlos en esta entrada: 



A continuación, el reportaje de la revista  ZEPHYRVS, es un cuadernillo dedicado exclusivamente a las dos tumbas romanas, del que se reproduce su portada y las cuatro páginas interiores.













sábado, 19 de noviembre de 2016

Los toros en Hinojosa del Duque -Córdoba-. Primera parte.



(c) María Dolores Rubio de Medina, 2016.


A lo largo de mis investigaciones en distintas bibliotecas y hemerotecas buscando datos históricos sobre Hinojosa del Duque (Córdoba), mi pueblo, siempre me ha llamado la atención la abundancia de noticias relacionadas con la celebración de corridas de toros. Aunque no es sorprendente la afición de nuestros antepasados por la Fiesta, si lo es cuando reparamos en que no tenemos noticias de que, en alguna época, se hubiera construido una plaza de toros. 
En la relación de nuestro pueblo con la tauromaquia, destacan de forma particular cuatro temas:
  1. Las notas dando cuenta de los toreros y novilleros que actuaron en la localidad.
  2. La dramática actuación protagonizada en 1842 por un toro celebre, Bragao, y las consecuencias derivadas de su instinto asesino.
  3. El hundimiento de la plaza de toros en el año 1902 y la heroica intervención de Machaquito, que evitó males mayores.
  4. La recomendación de no celebrar corridas sin cumplir los requisitos en torno los años treinta del siglo pasado.
Desgraciadamente, aún no he encontrado —a lo largo de mi rastreo— más datos sobre uno de los hombres más famosos de nuestro país y que actuó en Hinojosa como torero: Goya, cuya fama, como sabemos, nos ha llegado por otros méritos; y sobre cuyas andanzas nos dio cuenta Pablo Manuel Rubio Ramos, cuyo artículo puede consultarse en esta entrada.

En las líneas siguientes se expone un resumen de las distintas noticias con su correspondiente cita:

I. Las noticias sobre corridas celebras en Hinojosa del Duque, en su mayor parte, corresponden a actuaciones celebradas durante la Feria de San Agustín, centradas en los días 28 y 29 de agosto. El listado de las distintas intervenciones que he podido recopilar y que se anunciaron y/o se celebraron, es el siguiente:
  • 1769. Actúo Francisco de Goya y, probablemente, el torero madrileño Manuel Bayón; aunque no hay constancia de la fecha, es posible que fuera en el transcurso de la feria, puesto que la tournée de Goya duró tres meses y se inició en el mes de julio (1).
  • 1842. El 28 de agosto toreó Francisco González, Panchón, siendo que cogido por el toro Bragao (2).
  • 1901. Los días 28 y 29 de agosto, en el transcurso de la feria, actúo Machaquito (3). El diestro, ese año toreó 50 corridas en total y estoqueó  132 toros (4).
  • 1902. Se celebraron corridas los días 28 y 29 de agosto; en la primera intervienen Machaquito y Castellones; y en la segunda Machaquito, solamente (5). En el transcurso de esta corrida se hundió la plaza y la heroica actitud del torero, que mató al toro, para evitar males mayores, fue recompensada con la cruz de Beneficencia, como veremos.
  • 1904. El 28 de agosto se celebró una corrida con cuatro toros de Moreno Santamaría y el 29, otra en la que se lidiaron cuatro toros de Lozano.  Según el periódico La Fiesta Nacional: «Los toreadores irán capitaneados por el simpático diestro Diego Rodas, Morenito de Algeciras, que llevará de sobresaliente al celebrado Alejandro Alvarado, Alvaradito» (6). Desgraciadamente, nos hemos visto privados de alguna imagen sobre estas corridas, puesto que, por cuestiones de espacio, el periódico La Fiesta Nacional se vio obligado a retirar «las revistas con instantáneas, de la corridas últimamente celebradas en…» varios pueblos, entre ellos, la de Hinojosa del Duque (7).
  • 1905. El 28 de agosto actúo Fermín Muñoz, Corchaito, en solitario. Lidió toros de Díaz (8).
  • 1906. El 29 de agosto fue el turno de Conejito chico y Mojino chico, ganaron cada uno una oreja, siendo sacados a hombros de la plaza (9).
  • 1907. Para actuar en la feria fue contratado el matador de novillos cordobés Baldomero Sánchez, Guerrilla, no se concreta el día de la intervención  (10).
  • 1915. El 28 de agosto actuaron los toreros Vernia (Ernesto) y Alvarito con ganado de Terrones, indica el Anuario Taurino (11); sin embargo, el texto es confuso, puesto que más adelante señala que el 28 actuó Ricardo Villa, Canario (12).
  • 1916. El 15 de mayo se celebró una novillada con tres novillos-toros de la ganadería de Escolástico Rubio, toreó Miguel Romero, Canela, quien, por su destacada actuación, fue contratado para las fiestas de julio y agosto; sin embargo, la actuación protagonizada por su cuadrilla fue detestable, así nos informa el periódico Toros y Toreros (13), noticia que tiene la particularidad de incorporar una fotografía de la la cuadrilla antes de hacer el paseo, que se reproduce en la imagen.


Toreros y Toros (Madrid), 23/5/1916, núm. 12, pág. 20.

  • 1925. Los días 18 y 29 de agosto actuó Juanito Flores, sobrino de Machaquito  (14).
  • 1927. El 28 y 29 de agosto toreó el diestro cordobés Manuel Saco de León, Cantimplas, pudiendo haber cortado orejas (15). Las noticias son de redacción confusa, pues el periódico La Lidia, sin citar fecha, señala lo siguiente: «Hinojosa del Duque. Toros de Predejas, bravos: mataron siete caballos. Parejito estuvo bien en el primero, y superior en el segundo, del que cortó la oreja. Cantimpla, superior en el primero, del que cortó oreja, y en el último cumplió» (16).
  • 1930. El 28 de agosto se torearon novillos de Rincón, que cumplieron, por  Cantimplas que estuvo «superior» y que mató a los 4 novillos por percance de Perete (17).
  • 1932. El 9 de octubre actuó el novillero Antonio Sánchez, Columpio, que alcanzó gran éxito (18).

II. De la existencia Bragao nos da debida noticia el periódico Pan y Toros (19). Pertenecía a la ganadería del marqués de Guadalcázar y cobró fama porque «cogió y volteó al banderilleó Rafael Bejarano, causándole una gran contusión, dio un puntazo al picador Francisco Rodríguez y enganchó al espada Francisco González, Panchón, causándole una profunda herida, por donde se le veían los intestinos, que sujetó con sus manos hasta que le hicieron la primera cura».
A través de otro periódico, La Fiesta Nacional, nos informamos que Panchón falleció seis meses después, a consecuencia de las heridas. El citado periódico en una página titulada «Breves apuntes de todos los lidiadores muertos en el ejercicio de su profesión» esboza la siguiente biografía de Panchón: «Nació en Córdoba en el año 1784. A los doce años ya iba en la cuadrilla de Pedro Romero, en Madrid debutó como espada el 29 de Mayo de 1819, alternando con El Sombrera; el 14 de julio de 1828 levó a cabo en la plaza madrileña un acto de valentía, por lo que el rey, que presenciaba el espectáculo, le concedió cien ducados de renta y un importante empleo, retirándose de los toros no este motivo y desempeñando otro cargo del que fue declarado cesante en 1886, por cuyo motivo volvió a su antigua profesión y toreando el 28 de agosto de 1842 en la plaza de Hinojosa del Duque fue comido al estoquear, uno de los veros, sufriendo tales heridas que le causaron la muerte a lo seis meses (8 de marzo 1848)» (20). La noticia  se transcribe literalmente, incluyendo los errores de fechas.

III. El hundimiento de la plaza de toros de Hinojosa se encuentra vinculado con el heroísmo de Rafael González, Machaquito, que tenía contratadas las corridas de los días  28 y 29 de agosto de 1902; en el transcurso de esta última, ocurrió la desgracia que es utilizada, recurrentemente, como una serpiente de verano, puesto que los periódicos taurinos de la época no dejan pasar ocasión para traerla a colación a la menor oportunidad. En el transcurso de «esta corrida, al tocar a banderillas, se hundió un trozo de plaza, incluso la barrera, matando [Machaquito] al bicho en medio de la confusión correspondiente» (21) . Este hecho que cobra relevancia en la biografía del torero es citado de forma austera en ocasiones, como en el periódico Palmas y Pitos (22), pero como veremos, en la segunda entrada dedicada a los Toros en Hinojosa y que publicaré dentro de unos días, en otras ocasiones fue magnificada, tanto en la prensa como en las biografías del torero.
La consecuencia de la actuación de Machaquito, al matar rápidamente el toro para evitar una masacre, fue que se le concedió la cruz de Beneficencia al año siguiente. Le fue impuesta en el transcurso de un banquete celebrado en el restaurant Francés, al que asistieron «más de cien amigos del espada Rafael González (Machaquito), con objeto de despedirle antes de emprender su viaje a la capital de la república mejicana.
El acto no pudo ser más serio y más solemne; todos los comensales guardaron el respeto debido a la seriedad que se le concedió, debidamente, al motivo que había reunido tan gran número de amigos alrededor del diestro que marchaba a Méjico.
Con gran expansión y correcta armonía se sirvió el almuerzo, y al llegar al champagne, el Sr. Peláez colocó encima del cuello de Rafaelito las insignias de la cruz de Beneficencia, que recientemente le había sido conferida por el hecho heroico que había realizado en Hinojosa del Duque, cuyas insignias le había regalado el Sr. Hurtado de Mendoza.
Acto seguido, Machaquito, muy emocionado, dio las gracias por las atenciones de que había sido objeto» (23).





El Toreo
 (Madrid), 26/10/1903. Pág. 3

A partir de entonces, los periodistas no desaprovechan la ocasión para adornar sus crónicas con el suceso; por ejemplo, en una noticia referida al diestro cordobés Cantimplas que «sigue en alza» y debutó el 15 de agosto de 1927 en Sevilla, actuó los días 28 y 29 de agosto en Hinojosa, «donde su paisano Machaquito, se ganó una vez la cruz de Beneficiencia», y donde, para que pudiera intervenir el citado diestro «dieron las corridas con picadores... que de otra forma no se viste de torero» (24). 
Un segundo ejemplo, lo encontramos en una noticia fechada en 1828. En Madrid, un toro fugitivo fue estoqueado por el diestro Fortuna, por lo que, con el antecedente de la actuación de Machaquito en Hinojosa del Duque, se procedió a pedir la cruz de Beneficencia para este diestro (25).

IV. Digamos que la decadencia de los toros en Hinojosa se situaría sobre los años 1932 y 1933.
La Asociación de Matadores de Toros y Novillos comunicó el día 2 de septiembre de 1932 que se encontraban sometidas a expediente una serie de plazas, entre ellas la de Hinojosa del Duque, observando que los diestros asociados que actuasen en ellas sin cumplir los requisitos reglamentarios quedaban responsables al pago de las cantidades que se le reclamasen (26). Al año siguiente se repite idéntica recomendación; pues el 15 de febrero de 1933 se celebró una Asamblea Extraordinaria de la Asociación de Matadores de Toros y Novillos, siendo su Presidente don Francisco Diez Durruti, y Secretario don Alfonso Gómez (Finito), el cual dirige una circular a los socios, en la que, entre otros asuntos, recordándoles que se encontraban «en entredicho las Pazas de Toros de Burdeos (Francia), Elche, Lima (Perú), Motril, Trujillo y Villacañas. También se encuentran sometidas a expediente las Plazas de Alcoy, Arande de Duero, Cáceres, Cádiz, Cartagena, Carabanchel (Vista Alegre), El Barco, Hinojosa del Duque, La Bañeza y Plasencia. Todos los asociados tienen la obligación de consultar por escrito con la Secretaria antes de contratarse para torear en la plazas mencionadas, incurriendo en las sanciones reglamentarias los que así no lo verifiquen» (27). 

(1) Francisco Zueras Torrens. Goya en Andalucía. Caja Provincial de Ahorros de Córdoba, 1989. 
(2) La Fiesta Nacional (Barcelona), 25/2/1905. Pág. 10
(3) El Toreo (Madrid), 24/9/1901. Pág. 4; y El Toreo (Madrid), 15/12/1902. Pág. 4.
(4) Palmas y pitos (Madrid). 27/3/1913, núm. 32. Pág. 4.
(5) El Toreo (Madrid), 15/12/1902. Pág. 4.
(6) La Fiesta Nacional (Barcelona), 27/8/1904. Pág. 15.
(7) La Fiesta Nacional (Barcelona), 3/10/1904. Pág. 15.
(8) La Fiesta Nacional (Barcelona), 16/12/1905. Pág. 11; y El Toreo (Madrid), 27/11/1905. Pág. 4.
(9) El Enano (Madrid), 3/9/ 1906. Pág. 3.
(10) El Enano (Madrid), 14/7/1907, núm. 22. Pág. 3.
(11) Enrique Minguet Calderón de la Barca. Anuario Taurino de 1925. Madrid. Págs. 17 y 134.
(12) Enrique Minguet Calderón de la Barca. Anuario Taurino de 1925. Madrid. Pág. 98.
(13) Toreros y Toros (Madrid), 23/5/1916, núm. 12, pág. 20.
(14) La Lidia (Madrid), 27/7/1925. Pág. 7.
(15) La Fiesta brava (Barcelona), 15/9/1927, núm. 63. Pág. 12.
(16) La Lidia (Madrid), 5/9/1927. Pág. 6
(17) La Fiesta brava (Barcelona), 5/9/1930, núm. 199. Pág. 6
(18) El Clarin (Valencia), 3/12/1932. Pág. 16.
(19) Pan y Toros. 14/12/1886. Núm. 37, pág. 11.
(20) La Fiesta Nacional (Barcelona), 25/2/1905. Pág. 10.
(21) El Toreo (Madrid), 15/12/1902. Pág. 4
(22) Palmas y pitos (Madrid). 27/3/1913, núm. 32. Pág. 4.
(23) El Toreo (Madrid), 26/10/1903. Pág. 3.
(24) La Fiesta brava (Barcelona), 15/9/1927, núm. 63. Pág. 12.
(25) La Fiesta brava (Barcelona), 3/2/1928, núm. 78. Pág. 7.
(26) La Fiesta brava (Barcelona), 27/5/1932; núm. 275. Pág. 4. También se publicó en el mismo periódico, de 16/9/1932, núm. 291. Pág. 4.
(27) La Fiesta brava (Barcelona). Los anuncios se publicaron el día 3/3/1933, núm. 309, pág. 7; el día 24/3/1933, núm. 312. Pág. 3.

sábado, 12 de noviembre de 2016

LOS INESPERADOS USOS DE LAS PAPELERAS


Se suponía que hoy tenía que estar viendo la exposición del Focus, en el Hospital de los Venerables sobre Murillo y Velázquez, pero el día nublado y el frío, no acompañan para pasear y meterse por las callejuelas del centro de Sevilla. He cambiado de planes, me he puesto a revisar carpetas pendientes de los papeles que dejó mi padre, Pablo Manuel Rubio Ramos, y lo que esperaba que fuera una tarea anodina, aburrida y de trámite, se ha convertido en algo muy divertido, especialmente por algunas cartas sorprendentes que fueron dirigidas al mismo. Me ha llamado la atención una que le fue entregada en mano, por un muchacho,  cuando ocupaba la Alcaldía de Hinojosa del Duque.


Por culpa de esa carta, escrita con pulcra letra de escolar, y grapada junto a su sobre cerrado -abierto por un lateral-, en el que se señala el destinatario, me he preguntado para qué sirven las papeleras; por lo que, para tener debida constancia de su uso, he acudido al Diccionario de la web de la RAE. He descubierto que un natural o residente de mi pueblo -y con muchos menos años-, en el año 1974, estaba más versado en sus usos que yo misma.


La quinta acepción del Diccionario de la RAE de la palabra "papelera" es:


"5. f. Recipiente para echar los papeles inútiles y otros desperdicios".


Como decimos habitualmente, un recipiente que vale tanto para un roto como para un descosido; cosa sabida por la persona (he suprimido su nombre, aunque consta su firma al pie de la carta) que  tuvo a bien a solicitar que fueran instaladas unas papeleras en los puntos principales del pueblo para un destino muy concreto. 

¿Tiene curiosidad por saber cuál es? Pues, sírvase con el texto de la carta.







TEXTO DEL SOBRE:

PARA EL ALCARDE DE MI PUEbLO



TEXTO DE LA CARTA:

20-6-74

          Estimado Señor Alcarde:

         El honor de está carta tiene por objesto que me agradaria que pusiera (...) papeleras en los sitios mas centricos del pueblo para mantener el pueblo limpio y evitar tirar animales muertos en las callejas.

          Firma.

martes, 1 de noviembre de 2016

RESEÑA DE "MOCHILAS ROTAS" DE ÁNGEL BERROCAL

En Mochilas rotas (Playa de Ákaba, 2016. ISBN: 979-84-945734-6-0) la tranquila y ordenada vida familiar de Adrián (11 años) salta por los aires cuando su agotamiento y sus dolores de tripa, desembocan en una enfermedad maldita, la leucemia. 

A lo largo de las 223 páginas que forman la novela, Angel Berrocal nos introduce, como narrador omnisciente, en los temores que provoca la grave enfermedad en una estructura familiar; y de paso, nos muestra cómo se alteran las relaciones socio-laborales en su totalidad. Lo que antes era una ordenada vida centrada en los deberes cotidianos (el trabajo y el colegio) y en el escaso tiempo libre (el ocio compartido con un matrimonio amigo), se transforma en una violenta catarsis, al reducirse todas las expectativas en la salud de Adrián y en el entorno del hospital en el que es ingresado para para poner remedio a su enfermedad.

Angel Berrocal contribuye a desmitificar, para quién no lo ha vivido en carne propia o en la de algún familiar o amigo, el horror que se siente ante una enfermedad adornaba con la leyenda de ser muy mortal o raramente incurable. Ayuda a identificarla al describir los síntomas físicos y las fases del tratamiento con la finalidad de hacer más accesibles los datos de los que disponen los lectores, para lograr superar el rechazo que provoca el miedo a donar médula para favorecer la curación de las personas enfermas; para, finalmente, mostrarla como una enfermedad que puede ser vencida.

En Mochilas rotas somos testigos, desde una posición privilegiada:

a) Del cambio de valores que se opera en las personas enfermas, que no solo se vuelven vulnerables por los síntomas físicos y psicológicos de la enfermedad, sino también por los cambios afectivos en los que se ven insertos. 

A lo largo de su lectura seremos testigos de la crisis existencial que desbordará a Adrián quien, «por primera vez en su vida (…) (tiene) dudas del incondicional apoyo y lealtad de su amigo (pág. 82); al mismo tiempo que cambia su relación con el espacio y su cuerpo. Pierde libertad de movimientos, al verse atado a un gotero que conduce «arrastrando los pies» y empuja «como si fuera el estandarte de la batalla que estaba(n) librando» (pág. 84). Por si fuera poco, estos episodios suceden mientras trata de vencer el miedo al dolor y a lo desconocido. La enfermedad se vuelve más real cuando le explican que «la quimioterapia intratecal consistía en introducir el medicamento en el líquido cefalorraquídeo mediante una punción en la parte inferior de la columna vertebral, sus expectativas cambiaron racionalmente. Y el miedo y la angustia se apoderaron de él» (`pág. 92).

b) Las daños colaterales que ocasiona la enfermedad en la familia de Adrián (padres, hermana y abuelos) y en sus amigos. Mientras la familia  esconde sus sentimientos, esforzándose en «trasmitir una apariencia de serenidad y calma. (Porque) Se formaba así una red de silencios personales que amortiguaba el sufrimiento familiar» (pág. 100); los amigos, al encontrarse en esa edad «en la que se sentían invulnerables y no comprendían que uno de los suyos pudiera caer enfermo en pleno desarrollo de su existencia» (pág. 101), se enfrentan a los elementos extraños con el recurso que está al alcance de los grupos que se ven superados por la rareza: el acoso escolar. Por ello, leeremos que cuando vuelve al colegio, tras la primera fase de su tratamiento médico, Adrián es humillado y acosado por su compañeros de clase.

Se trata, en definitiva, de una novela muy emotiva y valiente, en el que el derrumbe existencial de una pluralidad de personas se va venciendo al mismo tiempo que Adrián va recuperando fuerzas, hasta el punto que la ordenada vida personal y laboral de todos los implicados, cambia, dando lugar a nuevos comienzos, como el de María, la madre de Adrián, quién deja su trabajo, tras el episodio de un salvaje ERE que se ve obligada a ejecutar en la editorial en la que trabaja. La mujer, para ser consecuente con sus principios, opta por dejar la empresa, harta de ser la voz que ejecuta las decisiones —o los despidos— de la dirección de la empresa y porque, tras la superación de la enfermedad por su hijo, «tocaba disfrutar» (pág.  223).


La novela Mochilas rotas de Ángel Berrocal, está escrita con un lenguaje ágil, que hace que se avance muy rápido a lo largo de sus páginas. Recomiendo encarecidamente su lectura porque va a servir para erradicar muchos de sus perjuicios sobre la leucemia. Introduciéndose en sus páginas, aprenderá a conocer qué podrá esperar de los enfermos (que llegan a perder el sentido del gusto hasta el punto de odiar la comida); cambiarán sus perjuicios para ser donante de médula —tan imprescindibles para salvar vidas—; y comprenderá que la catarsis emotiva es algo que sobreviene a todos los que se ven tocados —personal o afectivamente—por la enfermedad, para que, finalmente, sus vidas vuelvan a ser puestas en su mismo sitio por la esperanza, aunque ya no se vivan de la misma manera.

Por todo ello, con la convicción de que será una lectura muy útil, dejo el enlace dónde podrá adquirir Mochilas rotas, de ser de su interés.




Sevilla, 1 de noviembre de 2016.