© María Dolores Rubio de Medina, 2022
Quienes siguen este blog Barrunto Boronía saben de la obsesión que tengo con una Inmaculada atribuida a Murillo y luego a Valdés Leal que fue propiedad de las Concepcionistas de Hinojosa del Duque. Al asunto le dediqué algunas pinceladas, destacando la entrada de fecha de 24/02/2018, titulada: LA LEYENDA DEL MURILLO DE LAS CONCEPCIONISTAS DE HINOJOSA DEL DUQUE, siendo su enlace el siguiente:
http://baruntoboronia.blogspot.com/2018/02/la-leyenda-del-murillo-de-las.html
Esa entrada tuvo su origen en el descubrimiento de una fotografía de un cuadro en un famoso portal de compra-venta de segunda mano. La página de la revista apareció desgajada de los datos que permitían identificar la publicación dónde se insertó y es la siguiente imagen:
Gracias a la incansable labor recopiladora de D. Daniel Castellano Aranda puedo completar los datos de la publicación que sacó dicha imagen. Se publicó en la revista La Hormiga de Oro, el 20 de enero de 1912, en la página 35.
El pie de página de la fotografía dice lo siguiente: «Imagen de la Purísima, atribuida Murillo que a las religiosas Concepcionistas de Hinojosa ha donado una piadosa dama de Sanlúcar de Barrameda». Por ese intrigante texto, llevo tiempo tratando de averiguar la autoría del cuadro, quién fue la donante y el paradero actual de la tela.
En primer lugar, aclaro que rápidamente quedó solventada la falsa autoría atribuida a Murillo. El padre Juan Ruiz, en su La Ilustre y Noble villa de Hinojosa del Duque (1923: 268-269), menciona la existencia de dos Inmaculadas propiedad de las Concepcionistas que atribuye a Bocanegra y Valdés Leal, respectivamente. Nada mejor que reproducir sus palabras para situar el contexto de esta historia:
«En el coro alto hay otros altares, y cuadros de relativo mérito. Tal vez sea el mejor una Inmaculada de Bocanegra.
Pero, lo que pudiéramos llamar la joya de nuestra pintura está colgada a la izquierda del púlpito. Es un magnífico e interesante cuadro pintado por Juan de Valdez Leal. Representa a la Inmaculada; y no solo supera a muchos del mismo autor, por la composición y correcto dibujo, sino por ser una variante en su colorido, y más cuidadosa y encariñada ta manera de pintar.
En la mayoría de sus cuadros, en su última época sobre todo, este genial artista abusó de las tonalidades doradas y bituminosas. En este cuadro, su pintura es más trasparente y rica, abundan más las tonalidades grises, azules y verdosas, en las medias tintas; lo que hace más brillantes, calientes y modelados los tonos claros.
Es un Valdéz más parecido a la pintura moderna y, desde luego, más delicado y cuidadoso.
Es preciosa la figura de la Virgen; mejores los niños que la rodean. Más dueño del movimiento que todos los pintores, Valdéz, hace gala de ello en el manto azul de la Imagen; y, así como en los admirables de Murillo, están fijos, en cierto modo, éste se mueve, y se mueve por el viento, como lo hace una tela de seda finísima. ¡Es un verdadero acierto...!
Los ángeles, más bonitos que los de sus otros cuadros; de escorzos atrevidos, cuya profundidad es, para los que dibujan y pintan, problema de difícil resolución.
Este cuadro, que poco a poco va pulverizándose, convendría que lo refrescara y sujetara una mano experta, sin meterse para nada en restauración.»
Insiste en la autoría de Valdés Leal, D. Rafael Bernier, en el artículo que publicó en el Hinojosa (extraordinario de feria de 1932), titulado «Hinojosa y el Arte» y que reproduce una fotografía del famoso cuadro.
Pues bien, a la luz de las investigaciones realizadas por D. Antonio Romero Dorado y D. José Manuel Moreno Arana, es posible que tampoco sea un Valdés Leal. El cuadro podría ser de un autor muy menor, gran admirador de Murillo, eso sí, Antonio Mateo Borrego.
A esta conclusión llegamos por la magia de las redes sociales. El día 25/04/2022 colgué en mi Twitter: @md_rubio, un pantallazo del cuadro. Solicité colaboración para localizar la tela. A mi pretensión contestó D. Antonio Romero Dorado, quien al parecer se encontraba investigando sobre cuadros similares. Ayer, 28/12/2022, el Sr. Romero Dorado volvió a dejarme nuevos avisos en Twitter, facilitándome la pista de un pintor desconocido para mi, Antonio Mateo Borrego. Además me envió enlaces a estos dos artículos:
1. Romero Dorado, Antonio, y Moreno Arana, José Manuel (2022). «Antonio Mateo Borrego (1660-1746): perfilando la figura de un pintor semidesconocido». Cuadernos de Arte de la Universidad de Granada, 53: 65-82.
El contenido del artículo puede descargarse en:
2. Romero Dorado, Antonio; «Nuevas atribuciones al pintor Antonio Borrego (1660-1746)», Revista CARTARE, núm. 12, año 2022, págs. 65-82.
Para las notas biografías sobre Antonio Mateo Borrego, asentado en Sanlúcar de Barrameda, donde ejerció su profesión de pintor, me remito directamente al primero de los artículos citados, puesto que el mérito es de sus descubridores; no obstante, si me interesa señalar que dos cuadros muy similares al que perteneció a las monjas Concepcionistas de Hinojosa del Duque, atribuidos a Antonio Mateo Borrego, se encuentran en la actualidad en Sanlúcar de Barrameda y Castilleja de la Cuesta.
El primero de ellos, titulado “La Inmaculada Concepción, está en la Iglesia del Convento de Rergina Coeli, de Sanlúcar, a la que corresponde la siguiente imagen, tomada tomada del primero de los artículos mencionados:
El segundo cuadro, también titulado La Inmaculada Concepción, se encuentra en la Iglesia parroquial de la Inmaculada, en Castilleja de la Cuesta. El pantallazo del cuadro procede del artículo de D. Antonio Romero Dorado, publicado en la revista CARTARE, MÚM. 12, 2022.
En segundo lugar: ¿Quién sería la famosa «piadosa dama de Sanlúcar de Barrameda» que donó el cuadro? No queda otra que tirar del pasado y traer a colación a la familia del Condesito. Este fue el brigadier Francisco de Paula Romero Palomeque (Sevilla, 4/12/1811. Hinojosa del Duque, 15/05/1880), que tras la campaña de Marruecos (1859-1860) pasó a ser conocido con el apodo de Mil hombres, aunque en nuestro pueblo, Hinojosa del Duque, es conocido como El Condesito, precisamente por ser hijo de Pablo Romero Carrasquillo, II Conde de Monteagudo (nacido en Sevilla), y su esposa Lorenza Palomeque, natural de Hinojosa del Duque).
La vinculación de los condes de Monteagudo con Sanlúcar es legendaria hasta el punto de que el IV Conde de Monteagudo, D. José Romero y Moreno (1848-1864), fue uno de los fundadores de las famosas carreras de caballos de Sanlúcar de Barrameda. En consecuencia, la donación de la obra a las Concepcionistas pudiera venir por vínculo familiar con la familia de los Condes de Monteagudo de Sanlúcar de Barrameda, ciudad en la que se asentó el presunto autor del cuadro.
Una segunda hipótesis es que el cuadro procediese de una donación a resultas de alguna curación realizada por intersección de la Madre Teresa de Jesús Romero y Balmaseda, pues vagamente recuerdo haber leído algo sobre una curación en el libro Vida de Madre Teresa de Jesús Romero y Balseda (1989) de M.ª Espíritu Santo Gil Díaz. Precisamente, en La Hormiga de Oro, el 20 de enero de 1912, revista facilitada por D. Daniel Castellano Aranda, consta un milagro, pero es la curación de una persona residente en un pueblo de Murcia.
En tercer y último lugar, ¿dónde ha ido a parar La Purísima? Desgraciadamente solo tengo lo que jurídicamente se llama conjeturas, que no sirven «pa ná», pero contaré lo que me contaron, la historia que no me ha confirmado ningún representante de ninguna de las partes implicadas.
A parecer, cuando las Concepcionistas precisaron de fondos para acometer una obra muy importante en su Convento (la obra se realizó en los tiempos en que estudiaba mi Bachillerato en Sevilla, por lo que la sitúo en torno a los años 1977-1982), solicitaron un préstamo a Cajasur, en tiempos en los que fue presidente del banco el sacerdote D. Miguel Castillejo. La conjetura que me contaron es que el cuadro fue una contraprestación por el préstamo.
No he logrado dar con alguna pista sobre el paradero de la tela; hay que tener en cuenta, no obstante, que mis gestiones han sido muy erráticas, pues empecé preguntando por un cuadro de Murillo, luego por un Valdés Leal y ahora, por lo que veo, cuando me decida volver a las andadas, tendré que preguntar por un presunto cuadro de Antonio Mateo Borrego.
Como me hizo observar D. Antonio Romero Dorado, a través del Twitter, el cuadro que estuvo en Hinojosa y los cuadros en los que basan los artículos que menciono en esta entrada, «no son la misma obra que la que está en paradero desconocido pero, al menos, esta última también es atribuible a Antonio Borrego, lo que viene reforzado por su procedencia: Sanlúcar de Barrameda».
Concluyo con la esperanza de que el próximo año logremos dar con el paradero de la obra (o al otro, pues siempre estaremos en el próximo año), deseándoles un
FELIZ AÑO 2023.
Sevilla, 29 de diciembre de 2022.
Añadidos y correcciones de 31/12/2022.
No hay comentarios:
Publicar un comentario