sábado, 24 de junio de 2023

Fray Antonio de San Felipe, otro escritor hinojoseño



© María Dolores Rubio de Medina, 2023



Como siempre, cuando busco algo en lo que tengo mucho interés por Internet, acabo descubriendo lo que no busco. Esta vez la Providencia ha querido recompensar mi fracaso en la búsqueda de algún nuevo pliego de cordel firmado por Manuel Sancha de Belasco, llevándome hasta Zalamea de la Serena (Badajoz), pueblo que se encuentra, más o menos, a una hora en coche de Hinojosa del Duque. Zalamea es una gran veterana del teatro popular, donde representan El alcalde de Zalamea de Calderón de la Barca actores de primera fila a los que dan réplica los vecinos-actores. Pues bien, al parecer allí vivió el hinojoseño fray Antonio de San Felipe -P. Fr. Antonio de San Phelipe– en el siglo XVIII. Los hinojoseños, pese a estar tan cerca, desconocíamos que nuestro paisano es el autor de un libro en el que explica el origen y los milagros del famoso Cristo de Zalamea.



Portadilla interior del libro que se 
conserva en la Biblioteca Digital Hispánica.


En septiembre de 2021, año en que tenía que representarse El alcalde de Zalamea si no se hubiera cruzado la prolongación del aislamiento social decretado por la pandemia de COVID, hice, con mis amigas Paula y Emiliana, aún con mascarilla, una excursión por la zona. Entramos en la Parroquia de Nuestra Señora de los Milagros para visitar al Santísimo Cristo de la Quinta Angustia, sin saber que un paisano nuestro, fray Antonio de San Felipe, era el autor de un libro sobre el Cristo, y que había sido reeditado en el año 2004 por la Asociación Cultural Dístylo y la Asociación Patrimonio de la Serena. 





Cristo de Zalamea de la Iglesia
de Nuestra Señora de los Milagros.

Al día de hoy, prácticamente desconozco todo sobre el padre Antonio de San Felipe, solo he podido averiguar que era natural de Hinojosa del Duque; y que fue fraile Trinitario, Lector de Sagrada Teología, Ministro de los Colegios de Zalamea y Baeza y Definidor General del Orden de Descalzos de la Santísima Trinidad y Redención de Cautivos de la Corte (Madrid). 


A su pluma se deben, al menos, los siguientes libros:


1744: Oración panegrífica, predicada en las plausible fiestas que en la vida de Jódar se celebraron a la colocación del SSmo. Cristo de la Misericordia en su nuevo templo. Impresor: Tomás Copado, Jaén.


1745: Origen, y milagros de la Sagrada Imagen del Ssmo. Christo de Zalamea, que se venera en su Real Capilla del Hospital de la Quinta Angustia de dicha Villa, con una breve noticia de su antiguedad, y Varones Ilustres, que la han ennoblecido. Impresor: Antonio Marín. Madrid. 333 páginas.


Esta última obra está dedicada a Doña María Policarpa Ximenez, Cebadera, Arce, Reynoso y Armengol. Un ejemplar de esta obra se encuentra en abierto en la Biblioteca Digital Hispánica (Biblioteca Nacional Española), y responde a la signatura núm. 3/19903.


El volumen consta de dos partes plenamente diferenciadas, el Libro Primero, formado 14 capítulos, está centrado en desarrollar los orígenes históricos de Zalamea, la historia de sus hombres notables, mártires, religiosos y monjas. Su Libro Segundo, está formado por 33 capítulos, a través de los cuales describe el hallazgo de la pequeña imagen, su sustitución por otra de tamaño natural y la relación de milagros que atribuye al Cristo.


En el libro he leído que el título de la Quinta Angustia, con el que se identifica el Cristo, se le dio por ser una imagen pequeña que se encontraba situada en la capilla de un Hospital. Ciertamente, un hospital es un lugar donde las angustias de la curación de los enfermos son palpables, y más en el siglo XVIII en el que cualquier enfermedad, prácticamente, era mortal por los escasos avances de la medicina y la farmacología. La imagen era sacada en penitencia el Jueves Santo por los hermanos de la Veracruz. El pueblo de Zalamea recabó limosna para comprar una imagen de tamaño natural, que al parecer, dice nuestro paisano, que se adquirió en Sevilla. El relato de su adquisición, tal como está narrado en el libro es otro milagro más, por lo que mejor, si están interesados, consultan el libro, cuyo enlace a la Biblioteca que lo alberga se encuentra al final de esta entrada.


Si optan por la versión rápida, pueden leer aquí los milagros que aparecen en el libro y que están relacionados con personas vinculadas a Hinojosa. He localizado cuatro milagros (igual hay alguno más en el que no he reparado), que transcribo a continuación: 


- Pág. 248: 

Juana Fernandez, muger de Matheo Sanchez, vecinos de la Lancha, Aldea de Hinojosa, vino á esta Santa Capilla con un niño de edad de un año, que estaba quebrado; y porque no fuese mayor la rotura, ó se saliesen las tripas, tenia puesto un braguero. Encomendóle la piadosa madre al Santo Christo, pidiéndole , librase aquel inocente de los dolores, y molestias, que padecia. Apenas hizo su súplica, quando el niño fe halló perfectamente sano, y el braguero se cayó hecho muchos pedazos. Empezó esta muger á dar voces, publicando el milagro, de que era el braguero despedazado gran testigo.

- Págs. 296-297:


Cathalina García, muger de Martin Gómez, vecino de la Villa de Hinojosa, mi patria, estababa ahechando un poco de Trigo. Llegóse allí una hija que tenia, llamada Maria Antonia, niña dé poca edad: esta tomó una espiga, que estaba entre el Trigo, y sin el reparo, ni conocimiento del peligro, sé la entró en la boca: pasó la espiga á travarle en la garganta, y luego que sintió el estorvo, con mayor inocencia se entró la manecilla en la boca, y en lugar de sacarla, la entró tan dentro, que era imposible sacarla. Dába la niña muestras de ahogarle, y la madre gritos viendo aquella desgracia. Acudieron algunos vecinos: vino el Medico, y Cirujano; y aunque hicieron grandes diligencias, no pudieron sacar la espiga, ni hacer, que pasase dentro. Declararon, no tenia remedio, y en esta forma estuvo veinte y quatro horas la pobre niña, quebrantando el corazón de todos, y mas el de sus padres, los que viendo, que su hija se ahogaba sin remedio, acudieron á implorar el favor Divino, invocando con gran fervor al Santo Christo de Zalamea, y ofreciendo traerla á su Santa Casa, si la libraba de aquella congoja. Apenas hicieron la suplica, quando la niña, fin hacer fuerza, ni tener molestia, arrojó la espiga, quedando alegre, y risueña, como si no huviera padecido tan grande fatiga. Todos reconocieron el favor Divino, y sus padres procuraron cumplir su voto. 

- Págs. 301-302:


Bien conoció esta verdad Isabèl de Reyna, muger de Francisco García, vecinos de la Villa de Hinojosa. Padecía esta un zaratán en un pecho. En espacio de un año creció tanto, que ya se hacia preciso el sacarlo , porque si no, peligraba la vida. El Cirujano, que la havia de curar, la exortó xarcó á que confiase en Dios, y tuviese buen animo, que él la curaría. Contristose mucho la pobre muger, considerando los dolores, que havia de sufrir al abrir el pechó, cortar, arrancar, y cauterizar. Si nó se dexaba curar, miraba por otra parte cierta su muerte, pero aun no le parecía tan amarga, como la curativa. Hallabase en gran conflicto: y aunque se resolvió dexarse curar, no se mitigó fu aflicción; antes se aumentó, considerando ló que havia de padecer. Viendose en esta congoja, la noche antecedente al dia, que se havia de hacer la sangrienta curativa, alzando los ojos al Cielo, invocó el favor Divino: encomendóse al Santo Chrifto de Zalamea, pidiendo al Señor, que tuviese de ella piedad; y que por aquella herida, que en su Divino pecho padeció en la Cruz, la librase de aquel accidente, para que el suyo no fuese tan cruelmente herido, que le ofrecía venir á darle las gracias en su Capilla, si lograba este favor. Quedóse dormida, y quando por la mañana vino el Cirujano cargado de instrumentos para la cruel curativa, al descubrir el pecho, le halló perfectamente sano. Todos reconocieron el favor Divino, por lo que postradós en tierra dieron á su Magestad las gracias, y Isabel de Reyna, acompañada de fu marido, vino a cumplir su voto. 

- Págs. 302-303:


Phelipe Férnandez Jurado, vecino de la misma Villa de Hinojosa, tenia puesto todo su cariño en un hijo suyo, llamado Juan, de edad de ocho años, el qual fue repentinamente asaltado de una grave perlesía, que le baldó un brazo, y una pierna. Acudieron los Médicos, aplicando muchas medicinas; pero en espacio de tres meses no surtieron efecto alguno, ni tuvo el menor alivio el enfermo. Viendo esto su amoroso padre, hincado de rodillas, y puestos sus ojos en el Cielo, imploró el favor Divino por medio de esta Santa Imagen, ofreciendo traerlo á Zalamea, á ponerlo en su presencia, y ofrecerlo en sus aras si le daba salud. Apenas hizo el piadoso padre esta suplica, y prometía, quando él niño empezó á decir: Ya estoy bueno y extendiendo el brazo, y la pierna, saltando de la cama, dio á entender con la evidencia:, que el Señor havia usado con él de fu misericordia, por lo que el padre alegre, y agradecido, vino á cumplir su voto. 

Finalizo esta entrada con el enlace a la Biblioteca Digital  Hispánica que da acceso al libro; y con la esperanza de que el redescubrimiento de la bibliografía del padre Antonio de San Felipe, sirva para acrecentar la lista de los escritores locales de los que tenemos conocimiento en Hinojosa del Duque.



LIBRO SOBRE LOS MILAGROS DEL CRISTO DE ZALAMEA




Sevilla, día de San Juan, 2023.







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