En
breve —el 1 de abril— se lanzará el libro: Nueva carta sobre el comercio de
libros, por la editorial Playa de Ákaba. El libro que todos lo editores,
libreros, escritores y amantes de los libros deberían leer.
Un libro colectivo con prólogo de Lorenzo Silva y epílogo de Enrique Claros; y en el que participan los siguientes escritores: Begoña Abraldes Parrado, Milagros Pérez, Eugenio Asensio
Solaz, Ángel Berrocal Jaime, Enrique Clarós, Rosario Curiel, José María García
Linares, Pep Gómez, Elías Gorostiaga, Miguel Hernández García, Carla Marín
Bosch, Miguel Martínez Larráyoz, Juan Olivares, María Isabel
Rodríguez Fuertes, Marta Rodríguez Iborra, Ana Belén Rodríguez, María
Dolores Rubio de Medina, Carlos Segovia, Óscar Solana, Efraim Suárez, Javier
Trescuadras, Anamaría Trillo, Noemí Trujillo y David Yeste.
En mi carta,
siguiendo las pisadas de Denis Diderot en su Carta sobre el comercio de
libro, bajo el título «Arruinando la empresa más bella vs. reorientando el
oficio más bello», con las letras impresas de las
nuevas tecnologías, expongo mis reflexiones sobre los editores, los libros, la
lentitud de las comisiones legislativas y la piratería.
El destinatario de
mis palabras es un desconocido que —para bien o para mal— está muy presente en
mis herramientas y tiempos de trabajo, así como en mis lugares y aparatos de
ocio. El receptor de mis palabras es una multitud de personas por las que
siento, a ratos admiración, a ratos execración. Es un residente de los «no
lugares». Habita en las salas de los ordenadores de los hoteles, acampa en los aeropuertos, se manifiesta en los móviles que son tecleados con desesperación por los centros comerciales, reside en los propietarios de tabletas que tocan las pantallas táctiles sentados en los bancos del parque y, sobre todo, en los «no lugares» que invaden los los rateros de wifi, cuando no de otros
derechos intelectuales.
El destinatario es un colectivo que tiene leyenda pero
no rostro, que identifico con una individualidad para hacer más llevadera la
responsabilidad de encararme con un grupo muy poderoso. Por todo ello, mi
carta comienza con un: «Desestimado Sr. hacker:».
Mi agradecimiento a
los responsables de la editorial Playa de Ákaba, los correctores, maquetadores,
fotógrafos, impresores, y cómo no, los autores que han hecho posible que este
proyecto culmine en un volumen que, en breve, poblará las novedades de las
librerías y las baldas de las bibliotecas.
Sevilla, 8 de febrero de
2014.
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