viernes, 4 de julio de 2025

LAS RAREZAS DE LA FERIA DEL LIBRO DE MI PUEBLO


© María Dolores Rubio de Medina, 2025



Durante los días del 23 al 27 de julio se celebró la Feria del Libro Ciudad de Hinojosa (sí, de lunes a jueves). En la misma han participado los habituales fichajes del ayuntamiento, algunos de los participantes son fijos desde hace dos décadas. No tengo reparos sobre las personas seleccionadas para participar en la misma; sí sobre los días elegidos, alguno de los productos presentados, y sobre los autores que no han sido llamados para participar, a pesar de haberlo solicitado.


Iré paso a paso.


Primero. Resulta sorprendente que el evento se organice de lunes a jueves; que no incluya ningún fin de semana. Ser escritor es una pasión, no un oficio. Se cuentan con los dedos de una mano los escritores que pueden vivir de sus libros en nuestro país; el resto sobreviven porque añaden a su actividad de escritores de manuscritos, la realización de bolos diversos que les permiten complementar sus ingresos y tienen otro trabajo –de lunes a viernes– para comer y pagar las facturas. Por ello resulta incompresible que ese lunes a jueves impida la participación de los escritores locales que viven fuera del pueblo por razones laborales, bien sea como autores, bien como espectadores.


Segundo. Dos de los «libros» presentados casi bordean la treintena de edad, son reediciones. Esta circunstancia se ha comentado como se hacen estas cosas en los pueblos, por lo bajini, sin atreverse a levantar la voz, no vaya a ser que... Bueno, por decirlo de alguna forma, no vaya a ser que opinar tenga consecuencias. Tres personas distintas se pusieron en contacto conmigo para que les confirmara que  los libros ya se habían publicado. Los dos están en mi biblioteca familiar, uno desde hace 28 años.


Cubierta de la obra publicada en 1997.


También estos días he recibido el Nosotros del mes de julio de 2025, folleto periodístico que en sus inicios llegó a practicar la censura –fui la persona censurada. Me censuraron una frase de un artículo sin consultarme, así que me negué a volver a escribir (y encima, gratis) en el Nosotros. No tengo ni idea si mi caso es único–.  Pues bien, al pasar la vista por el artículo de D. Juan José Primo Jurado, que no se rotula como escritor o como académico, sino como director del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, me llamó la atención que hablase de la Feria del Libro y sobre su producto, titulado Hinojosa del Duque en tres de sus paladines. El autor escribe respecto a su obra: «Se trata… de una reedición corregida del que publiqué, nada menos que en 1997, mi primer libro, y que no llegó a presentarse, solo a repartirse en centros educativos hinojoseños…».


Corregida sin duda, todos los escritores cometemos un montón de fallos, y cuando no los cometemos, siempre tenemos la tentación de cambiar alguna palabra por otra; pero el «libro» tiene 35 páginas, exactamente como el «libro» de 1997. Así pues, con ese número de páginas, técnicamente no estamos ante un «libro», sino ante un folleto, que lo son cuando no superan las 49 páginas. Por otro lado, eso de dar a entender que si el libro no se ha presentado es, digamos, un «libro virgen o incompleto» es una auténtica falacia. Los libros no se publican para ser presentados, sino por otras razones, aunque a los autores nos fascine el boato de las presentaciones y nos chifle eso de invitar a los amigos a la presentación para que nos compren el producto; aunque como en estos casos, el ayuntamiento los regala, pues no sé muy bien qué interés existe en presentar productos «repes» por dos autores que tienen en su haber el récord de haber participado en 20 ferias, quizá por ese número redondo se tendrían que haber esforzado más.


Las 35 páginas de Hinojosa del Duque
en tres de sus paladines
.

En ningún caso estoy negando el talento o la capacidad de trabajo del Sr. Primo Jurado, que lo tiene y sobradamente, además tiene obras magníficas en su haber publicadas con editoriales punteras de este país, que hubieran podido ser presentadas en el evento, aunque los espectadores hubieran tenido que comprarlas, pagándolas de su bolsillo, si querían obtener la firma del autor.


En definitiva, mi opinión –discutible como todas las cosas que transcurren en este mundo– es que Hinojosa merecía algo más que la presentación de la reedición del libro de Sr. Gil y del folleto del Sr. Primo Jurado.


Tercero. Con este punto llegamos a la verdadera razón por la que escribo esta entrada: no acabo de entender las ausencias de las personas que han solicitado participar en la Feria del Libro y a las que no se las ha tenido en cuenta. 



Cubierta de Nieve para Inés de Fuentes.


No acabo de asimilar que la novela Nieve para Inés de Fuentes de D. Alfonso Cantador Alias no haya sido aceptada para ser presentada por un ayuntamiento de ideología progresista que presume de valorar a la mujer, hasta el punto de dedicar una de las ferias pasadas a la escritora Almudena Grandes, justo la que coincidía con la celebración de los 100 años de la publicación de la «Historia de Hinojosa» del P. Juan Ruiz; que mira por dónde, fue «discriminado» (léase en modo irónico) en el centenario de la publicación de su libro. 


En Hinojosa no estamos sobrados de figuras históricas como para no publicitar una novela sobre una de las escasas heroínas hinojoseñas de las que consta huella histórica, hablo de la colodra Inés de Fuentes, que fue contratada por el ayuntamiento de Villanueva de Córdoba el 28 de marzo de 1700 como matrona.


Las 322 páginas (eso sí es un L I B R O) han sido escritas por D. Alfonso Cantador Alias. Desde la publicación de su novela, el autor ha intentado presentarla en el pueblo natal de Inés Fuentes, sin que se le haya dado una oportunidad por parte del ayuntamiento; su último intento fue solicitar participar en la pasada Feria del Libro, a la que no fue convocado.


Esperemos que la Feria del Libro Ciudad Hinojosa deje de estar sometida a «intereses oscuros e incompresibles» y puedan tener cabida –en el futuro– otros autores y otras figuras históricas, como mi paisana Inés de Fuentes, una mujer de armas tomar que rompió los moldes de la actuación sanitaria en el siglo XVIII ejerciendo como matrona en Villanueva de Córdoba. 


D. Alfonso Cantador Alias y la autora del blog en
el Ateneo de Sevilla, el día de la presentación de la novela. 


Sevilla, 4 de julio de 2025.

martes, 1 de julio de 2025

María de Echarri y "la Ley de la Silla"




En este breve trabajo publicado en la revista digital

e-Revista Internacional de la Protección Social (e-RIPS) 

▶ 2025 ▶ Vol. X ▶ No 1 ▶ ISSN 2445-3269 

https://editorial.us.es/es/revistas/e-revista-internacional-de-la-proteccion-social https://dx.doi.org/10.12795/e-RIPS 

▶ © Editorial Universidad de Sevilla 2025

rescato la figura de María de Echarri, que fue una figura clave del feminismo español de principios del siglo XX. Defensora de “la obrera de la aguja” en el seno de los sindicatos católicos e impulsora de la “Ley de la Silla” para que las obreras tuvieran un asiento en su lugar de trabajo.


Mi artículo puede descargarse en el enlace:

ARTÍCULO SOBRE MARÍA DE ECHARRI


A la totalidad de la revista se puede acceder en el enlace:

e-Revista Internacional de la Protección Social, núm. 1, 2025.

martes, 24 de junio de 2025

DON RAFAEL Y LA PALOMA (TEATRO)

© María Dolores Rubio de Medina, 2025



Tengo en mi haber muy buenos ratos –y, sobre todo, años– leyendo e investigando sobre la vida de Corpus Barga; el único escritor del que me han hablado mis padres –quiero decir, los dos, no solo uno de ellos–. Me contaban cosas mezclando sentimientos (fascinación y leyenda; incluso, mi madre con horror, pues era un «rojo»). Nunca he sabido como lo calificaba mi padre, pero ya no puedo preguntárselo, desgraciadamente.



La "Casa Grande", en 2020,
cuando todavía no habían robado el San Rafael,
devoción que es muy citada en la obra de teatro.


A la hora de investigar o escribir, no opto por ideologías, sino por las personas o episodios que me fascinan, por ello tenía bastante avanzada una investigación titulada «1935: Cronología de Corpus Barga» sobre los lugares en los que estuvo en ese año fatídico para España, pues no hay unanimidad sobre si estuvo, o no, en Belalcázar, en las fechas más oscuras de su historia. Un día descubrí que la línea investigadora que seguía no era la correcta, que quizá la hipótesis contraria a la que desarrollaba podría ser la adecuada.


Me quedé sin fuerzas, sin ganas de reorientar la investigación, hasta que a alguien se le ocurrió colocar un azulejo en la fachada de la «Casa Grande», contando alguna de las aventuras de Corpus Barga y encontré un «portillo» para seguir con mis lecturas: parte de lo que decía la plaquita de marras no lo recordaba así.


El extraño azulejo colocado en la fachada
de la "Casa Grande".


Volví a mis libros, a indagar en bibliotecas francesas, peruanas y españolas (Internet te lleva las búsquedas a casa, no tienes que viajar), buscando una pista. ¿Intervino Corpus Barga en el traslado de los cuadros del Museo del Prado hasta Ginebra? ¿Cuál era la fuente de esa pista que no había encontrado en mis investigaciones? Volví a releer todos sus libros, buscando la pista, de la que espero hablar algún día, si me alcanzan las ganas y la vida.  


Buscando el hilo de los cuadros, volví a repasar los cuatro tomos de Los Pasos Contados, en la preciosa edición de Alianza editorial, cuya sobrecubierta tiene una maravillosa vista área de Belalcázar y su castillo; y claro, me distraje de mis investigaciones cuando descubrí la fascinación que tuvo Corpus Barga por su tío don Rafael; sí, por el hombre cuyos restos están enterrados a unos metros de los de mi familia materna, por lo que la fascinación me viene, digamos, de «fabrica». El periodista contó en sus memorias la historia de su tío, así, a ratos, a salto de mata; aquí y allá, de forma muy dispersa.



Cementerio de Belalcázar:
lápida de don Rafael, abogado.


Cuentan que cuando el diablo se aburre, mata moscas con el rabo... Tengo para mí que eso pasó cuando la Paloma volvió a Belalcázar con su hombre encarcelado por haber liderado un huelga minera y enfrentarse a las fuerzas de seguridad. Al verla pasar, la gente de don Rafael –casi toda Belalcázar trabajaba para el cacique local–, aburrida, se creó un «conflicto»... Una mujer que tomaba sus propias decisiones era un «conflicto» para el pueblo. Era algo a lo que no estaban acostumbrados, pues la atmósfera local era la sociedad opresiva que Corpus Barga describe en su novela adolescente  La vida rota. 


Belalcázar vivía bajo una mentalidad muy cerrada y tradicional; la misma que existiría en cualquier otro pueblo de la comarca, como en Ventajosa del Duque –Hinojosa del Duque en la novela–.


Según cuenta Corpus Barga en Los Pasos Contados, como si fuera una Fuenteobejuna cualquiera, Belalcázar tomó cartas del «conflicto» y empujó a don Rafael a conquistar a «esa mujer», a resolver ese «conflicto» a su manera.


Y ahí caí, quizás aburrida también, comencé a imaginar cómo se había producido la conquista, escribiendo el manuscrito en una libreta de tapas rojas, en la mesa de la cocina, mientras vigilaba el puchero o que no se me pasara el momento de poner el suavizante en el cajetín de la lavadora; la libreta me acompañaba a donde fuera, a mis vacaciones en Hinojosa; incluso, he llegado a componer los romances que forman parte de la trama en largos trayectos del Metro de Sevilla. Finalmente, logré registrar la obra el 6 de mayo de 2025 en el Registro de la Propiedad Intelectual de Sevilla.



La Paloma y mi cuaderno rojo.


Es una obra de fantasía, no de historia, por ello le doy «mi solución» a ese «conflicto», con mucha imaginación, inventando personajes y situaciones, para concluir la quinta obra de teatro que publico en papel, su título: Don Rafael y la Paloma.


Portada de Don Rafael y la Paloma.
La fotografía de la "Casa Grande" con su torreón
que servía para vigilar el trabajo de los obreros en el campo,
procede del Archivo de la Diputación de Córdoba.


En esta ocasión, la he dejado aparcada en Amazon, donde se encuentra disponible desde el 30 de junio de 2025; por mi parte, continuaré intentando solucionar otros conflictos relacionados con Corpus Barga, si no descubro, en el ínterin, otra historia pasional que me haga cambiar el rumbo de mis escritos, como me ocurrió cuando descubrí esta bellísima y dramática historia, la de Don Rafael y la Paloma.



Sevilla, tarde-noche de San Juan, 2025.

lunes, 12 de mayo de 2025

Pablillo y «el Colas»



© María Dolores Rubio de Medina, 2025




El pasado 9 de mayo, cuando asistí a la inauguración de la «Exposición ÁNGEL RODRÍGUEZ (Arod) con motivo del centenario de su nacimiento» en el Centro Cultural de Hinojosa del Duque, me llevé una gran alegría al reencontrarme con Pablillo, el famoso cuadro que realizó de uno de los moradores del Hospital Jesús Nazareno y que, según me contó mi padre, amigo íntimo de Arod, el pintor se negó a vender, pese a las tremendas ofertas que le hicieron por ese cuadro.



Escaparate del Centro Cultural hinojoseño.



Pablillo era un hombrecito muy dispuesto, siempre iba liándola con su inseparable el Colas –derivación de colillas, de las que era un afanoso recolector–. Unos me cuentan que el nombre del «Colas» fue Faustino, otros que Isabelino. 


El Colas, no sé cómo, pero en los sesenta del siglo pasado tenía un prodigioso don de la movilidad y sin medios de transporte, sin un duro y con los escasos automóviles de la época, se presentaba en cualquier fiesta o feria de los pueblos de los alrededores de Hinojosa para mendigar entre los transeúntes y romeros, como descubrí con siete u ocho años, cuando acompañada de mi familia, nos lo encontramos en la feria de Villanueva del Duque y, al reconocernos como paisanos, se nos acercó muy contento. Nos puso delante una lata de tomate, muy limpia y vacía, eso sí, pero de ¡las de dos kilos! para que se la estrenáramos con alguna moneda. Recuerdo a todos los adultos riendo como descosidos al verlo con aquella lata tan grande, como si con ello contribuyera a que cayeran en su interior más limosnas. 

El Colas, desde luego, era firme partidario del refrán «burro grande, ande o no ande» y mostraba orgulloso la lata a todas las personas con las que se cruzaba para que pusieran lo suyo. En aquella ocasión, desde luego, alguna moneda sonó en el fondo de la lata y recuerdo a alguien del grupo decirle: «no te lo gastes en vino, Colas, cómprate un bocadillo». Y el Colas haciéndole burla al consejo no solicitado.


Pablillo y el Colas eran como un matrimonio con sus muchos años y muy bien desavenido, con sus tiras y aflojas, siempre picándose mutuamente al sol y a la sombra, ambos acogidos en el Hospital de Jesús de Nazareno.


Vista de la exposición de Arod.


Rescato un relato extraído del manuscrito inédito de mi padre, Pablo Manuel Rubio Ramos, Relatos Intrascendentes, en el que entre los diversos personajes celebres que cita, se encuentra nuestra famosa pareja. 


Copio algunos párrafos del relato, junto con su filosófica reflexión final.


- o - o - o




IN MEMORIAM (personajes en el recuerdo)


por Pablo Manuel Rubio Ramos


Los pueblos se han vuelto anodinos, grises, sosos y han eliminado las características que los hacían diferentes, entre otras los hombres dados a cosas corrientes y el «deje especial» o «rabo» del que siempre se dijo que tenían los andaluces. El cine, la mal utilizada televisión y el automóvil haciendo posible los intercambios han contribuido a la uniformidad, máxime cuando utilizamos un lenguaje pobre tipo mensaje de teléfono móvil. A la vez y aunque como asegura la Biblia, el número de tonto es infinito, también ha desaparecido el tonto del pueblo que junto con el introductor de forasteros, siempre dispuestos a servir a quién tomaba tierra extraña, eran los dos personales con los que tropezaba quien llegaba a la Plaza. [...]. 

Existía además en cada pueblo una amplia nómina de personajillos curiosos y variopintos que consumían su tiempo en industrias marginales, como fabricando pitos o escopetas de caña a los que acudían los nenes, llenos de mocos sus narices, a comprarle la mercancía por una perra gorda, ni faltaban los que por sus actuaciones descabelladas a los que se comparaban con Berrito que daba por cuatro, cinco lo que es lo mismo, vendía los duros a cuatro pesetas.


[...]


Más recientemente recordamos al Colas y a Pablillo, dos serviciales personas con discapacidad, siempre dispuestas, previa pelea por el puesto, para llevar el esquilón cuando el sacerdote salía a dar la Comunión a un moribundo, después de los conocidos nueve toques de campana y al que se acompañaba con cuatro faroles de hojalata y cristal, portados por personas serias y solventes de la Adoración Nocturna que acudían, seguidos de mujeres con sayas hasta los pies y pañuelos en la cabeza negros o mantos. Nunca hubo mientras vivieron procesión o entierro que no fuera uno de ellos abriendo la marcha con el estandarte, previa reyerta por el puesto que resolvía Pedro, aquel bondadoso y buen sacristán, que establecía el turno entre ellos.


Nos preguntamos, ¿son más felices los infelices recluidos y cuidados o dejados a su suerte libres y sin opresiones?



Cartela del cuadro.
Medidas: 50x40.
Técnica: Óleo sobre lienzo.





"Pablillo" visto por Arod.

Yo que lo conocí, siempre con un cigarrillo en la mano,
puedo decir que en este cuadro Pablillo derrocha felicidad.




Sevilla, 12 de mayo 2025.


domingo, 11 de mayo de 2025

"SAINETES" DE LOS HERMANOS ÁLVAREZ QUINTERO POR "VIRÍQUILOS"

 El grupo de teatro "Viríquilos" clausuró las II JORNADAS DEL PATRIMONIO MATERIAL, INMATERIAL Y NATURAL DE BELALCÁZAR" el sábado 10 de mayo de 2025, poniendo en escena "SAINETES" de los hermanos Álvarez Quintero, en la Casa de la Cultura de Belalcázar.


Fue una delicia disfrutar del dominio que tienen los integrantes de la compañía de las tablas, que nos hicieron reír, que no es poco, en estos tiempos tan extraños que nos han tocado vivir.


¡LARGA VIDA AL TEATRO POPULAR!


¡LARGA VIDA A VIRÍQUILOS!



1.º Sainete

1.º Sainete

2.º Sainete

2.ª Sainete

3.º Sainete

3.º Sainete




                                                                        COLOFÓN








domingo, 27 de abril de 2025


 El 

ATENEO DE LOS PEDROCHES 

pone a disposición de 

sus socias y socios, 

-y cualquier persona interesada-

los dos últimos 

BOLETINES publicados.






BOLETÍN NÚMERO 8-2025


BOLETÍN NÚMERO 7-2024




miércoles, 2 de abril de 2025

Sin novedad en el stand de Hinojosa del Duque


© María Dolores Rubio de Medina, 2025




Estos días, parece ser, que la comidilla de las comadres –y de los comadres– es la entrada en Facebook firmada por don Juan Gutiérrez García, cronista de Conquista, titulada Conquista se merecía más, subida a su página personal el 1 de abril de 2025, de la que servidora andaba ignorante hasta que, bien entrada la noche, alguien muy querido me la mandó porque aparecía mi nombre.


Durante los días 29 y 30 de marzo, Conquista celebró su tradicional «Feria del Cordero», y el pueblo invitado de esta edición fue Hinojosa del Duque. El Sr. Gutiérrez considera que el pueblo invitado no ha estado a la altura de su pasado, presente y futuro en ese stand por ser monotemático y centrarse en la representación de la obra teatral «La Vaquera de la Finojosa».


No voy a entrar en sus razones, solo voy a analizar el párrafo en el que me cita, que dice: «Allí no estaba la Hinojosa de su rica producción editorial de autores hinojoseños como Luis Romero, Juan Agudo, Pablo Torres, María Dolores Rubio de Medina...».


No pongo en cuestión los méritos de nadie, ni lo que tenía que estar, o no, solo cuestiono si yo merecía que estar en ese stand o no. Cuando lees algo así, lo primero que te recorre por el cuerpo es un ramalazo de vanidad, por ser citada por un señor que no conoces, cuando menos lo esperas, y por el hecho de que el conocimiento sobre tu actividad haya llegado hasta Conquista; pero cuando lo analizas con frialdad, lo que te preguntas es si tienes méritos para estar ahí, y la conclusión es... ¡qué quieren que le digan!, que no.


En primer lugar, agradezco muchísimo que don Juan me considere relevante para mi localidad y reconozco la valentía que ha tenido para escribir de una forma tan abierta  lo que debería hacer –y no ha hecho– el Ayuntamiento de mi localidad en la Feria del Cordero de su pueblo. Quede claro eso, antes de nada. 


En segundo lugar, explicaré las razones por las que no tengo méritos para estar en ese stand, y el cielo sabe que no es por falta de autoestima, de la que siempre he ido sobrada (esa ausencia de humildad, en muchas ocasiones es un defecto; quizá lo sea ahora mismo cuando le estoy dando réplica a una cita). Allá vamos:


1. En mi producción editorial (alrededor de 80 libros y más de un centenar de artículos, entre otras bagatelas) nunca ha participado «mi» Ayuntamiento, salvo en el libro-homenaje que un colectivo de «admiradores de Hinojosa» le hicimos al Fr. Juan Ruiz, autor de La ilustre y noble villa de Hinojosa del Duque, en el centenario de su publicación. Por lo tanto, salvo ese libro colectivo, el Ayuntamiento no tiene productos míos que ofrecer en un stand. 


Por otro lado, mi producción tiene una distribución muy minoritaria, lo que pasa es que las redes te dan cierta caja de resonancia y cobras una relevancia inusitada, a veces por un mero comentario hecho con desparpajo, en el momento adecuado.

2. Mis méritos son inexistentes para ser un producto en un stand relacionado con Hinojosa del Duque; sinceramente me avergonzaría si, al lado de mis libros, no estuvieran los libros de mi padre, Pablo Manuel Rubio Ramos. Mi padre sí hizo algo por Hinojosa (dejó infraestructura y discípulos); su hija, no. Su hija lo está teniendo mucho más fácil, solo ha tenido que elegir a Hinojosa como su «Macondo».


Así que Hinojosa solo es mi lugar soñado, un lugar al que hago hablar y se acabó. Eso no da méritos para ocupar un lugar en un stand. 


3. Sería menospreciar a grandes literarios e historiadores como el Marqués de Santillana, el P. Juan Ruiz, Fernán Caballero, Francisco Benítez –sí, precisamente, el autor de la Vaquera, aunque a mí me parezca inconsistente su libreto, pero es «mi opinión», no la del Director de la RAE, por un poner–, y la poesía del padre Hilarión -ojo, que he dicho la poesía, no la prosa– que si merecen un lugar en ese stand.

    Y sólo he mencionado a autores fallecidos, que los vivos todavía estamos –¡TODOS!– por crearnos méritos.


Y en tercer y último lugar, porque, al fin y al cabo, para eso se vota en unas elecciones, para que la Corporación municipal elegida en urnas nos represente en la tierra, con lo que tiene perfecto derecho a llevar «La Vaquera de la Finojosa» si se le antoja a un stand de la Fiesta del Cordero o la China.


¿Que estoy aplaudiendo la decisión de mi Ayuntamiento? Pues tampoco, entre otras cosas porque para mí, lo que representa a mi pueblo es el cariño y fidelidad que le tengo, junto con los recuerdos que atesoro; no los mitos (o la «marca») que se ha trabajado una Corporación de la que nadie se va acordar al día siguiente de dejar el poder, salvo aquellos que disfrutaron de determinados beneficios cuando cortaba el bacalao.


A mí no me representa una obra de teatro; tampoco que el mito de la Vaquera se haya elegido para convertirlo en la marca hinojoseña; todo eso me deja indiferente. Lo que me representa es el fortes ut leo, simplices ut columbae.


Lo que realmente me molesta de la «Vaquera» es que nos represente una secundaria de lujo. Que una mujer pasiva que se limita a darle calabazas a un marqués –y cuidado, que la serranilla de la Vaquera de la Finojosa es sublime, espectacular y con una musicalidad extraordinaria y no va por ahí el comentario– se haya convertido en el símbolo de mi pueblo. 


El pueblo que me representa es el que tuvo mujeres que le hicieron revueltas a los alcaldes por subir el precio del pan, mientras los «señoros» continuaban con «sus labores» (perdón, sus trabajos). Y esa es la razón por la que me puse a la tarea y escribí mi «La Vaquera Empoderada», para darle la vuelta a ese mito de mujer pasiva; y tener ocasión de crear una mujer fuerte que se pone por montera el qué dirán, incluso el de las alegres comadres (y los comadros, que alguna alegría le tengo que dar a alguno que me sé para que se meta conmigo, con toda la razón, en este valle de lágrimas) hinojoseñas.


Así que al César lo que es del César y a Hinojosa del Duque, lo que es de Hinojosa: la fidelidad y el amor que le tengo, que eso no se puede poner en la mesa de ningún stand porque lo llevo en el alma.


Y a don Juan, mi agradecimiento por recordarme –y si necesita algún libro mío, solo tiene que pedírmelo, y si dispongo de ejemplar, con gusto se lo regalaré–; y le reitero que estar en un stand representando a mi pueblo, sinceramente, me viene muy grande. Ya se sabe que «nadie es profeta en su tierra» y si mi padre ha sido olvidado, menos categoría  tengo yo, que solo tengo una pizca de su talento, para estar en un lugar donde no tengo méritos.


De corazón, MD de Hinojosa, 

el lugar que elegí para soñar.



Sevilla, 2 de abril 2025.



PD: Y ya puestos,  voy a contar otro sueño. Si alguna vez se representa mi «Vaquera Empoderada», el mono de trabajo que viste en la escena final en la que se fuga con el marqués, quiero que me lo firme mi admirado José Perea, que ese sí sabe venderse de verdad y nos representa a los hinojoseños en todo el mundo, a lo grande. 

Un beso, José, y perdona que te cite, ya ves que tengo un peligro tremendo escribiendo, me he venido arriba una «jartá».