© María Dolores Rubio de Medina, 2025
Estos días, parece ser, que la comidilla de las comadres –y de los comadres– es la entrada en Facebook firmada por don Juan Gutiérrez García, cronista de Conquista, titulada Conquista se merecía más, subida a su página personal el 1 de abril de 2025, de la que servidora andaba ignorante hasta que, bien entrada la noche, alguien muy querido me la mandó porque aparecía mi nombre.
Durante los días 29 y 30 de marzo, Conquista celebró su tradicional «Feria del Cordero», y el pueblo invitado de esta edición fue Hinojosa del Duque. El Sr. Gutiérrez considera que el pueblo invitado no ha estado a la altura de su pasado, presente y futuro en ese stand por ser monotemático y centrarse en la representación de la obra teatral «La Vaquera de la Finojosa».
No voy a entrar en sus razones, solo voy a analizar el párrafo en el que me cita, que dice: «Allí no estaba la Hinojosa de su rica producción editorial de autores hinojoseños como Luis Romero, Juan Agudo, Pablo Torres, María Dolores Rubio de Medina...».
No pongo en cuestión los méritos de nadie, ni lo que tenía que estar, o no, solo cuestiono si yo merecía que estar en ese stand o no. Cuando lees algo así, lo primero que te recorre por el cuerpo es un ramalazo de vanidad, por ser citada por un señor que no conoces, cuando menos lo esperas, y por el hecho de que el conocimiento sobre tu actividad haya llegado hasta Conquista; pero cuando lo analizas con frialdad, lo que te preguntas es si tienes méritos para estar ahí, y la conclusión es... ¡qué quieren que le digan!, que no.
En primer lugar, agradezco muchísimo que don Juan me considere relevante para mi localidad y reconozco la valentía que ha tenido para escribir de una forma tan abierta lo que debería hacer –y no ha hecho– el Ayuntamiento de mi localidad en la Feria del Cordero de su pueblo. Quede claro eso, antes de nada.
En segundo lugar, explicaré las razones por las que no tengo méritos para estar en ese stand, y el cielo sabe que no es por falta de autoestima, de la que siempre he ido sobrada (esa ausencia de humildad, en muchas ocasiones es un defecto; quizá lo sea ahora mismo cuando le estoy dando réplica a una cita). Allá vamos:
1. En mi producción editorial (alrededor de 80 libros y más de un centenar de artículos, entre otras bagatelas) nunca ha participado «mi» Ayuntamiento, salvo en el libro-homenaje que un colectivo de «admiradores de Hinojosa» le hicimos al Fr. Juan Ruiz, autor de La ilustre y noble villa de Hinojosa del Duque, en el centenario de su publicación. Por lo tanto, salvo ese libro colectivo, el Ayuntamiento no tiene productos míos que ofrecer en un stand.
Por otro lado, mi producción tiene una distribución muy minoritaria, lo que pasa es que las redes te dan cierta caja de resonancia y cobras una relevancia inusitada, a veces por un mero comentario hecho con desparpajo, en el momento adecuado.
2. Mis méritos son inexistentes para ser un producto en un stand relacionado con Hinojosa del Duque; sinceramente me avergonzaría si, al lado de mis libros, no estuvieran los libros de mi padre, Pablo Manuel Rubio Ramos. Mi padre sí hizo algo por Hinojosa (dejó infraestructura y discípulos); su hija, no. Su hija lo está teniendo mucho más fácil, solo ha tenido que elegir a Hinojosa como su «Macondo».
Así que Hinojosa solo es mi lugar soñado, un lugar al que hago hablar y se acabó. Eso no da méritos para ocupar un lugar en un stand.
3. Sería menospreciar a grandes literarios e historiadores como el Marqués de Santillana, el P. Juan Ruiz, Fernán Caballero, Francisco Benítez –sí, precisamente, el autor de la Vaquera, aunque a mí me parezca inconsistente su libreto, pero es «mi opinión», no la del Director de la RAE, por un poner–, y la poesía del padre Hilarión -ojo, que he dicho la poesía, no la prosa– que si merecen un lugar en ese stand.
Y sólo he mencionado a autores fallecidos, que los vivos todavía estamos –¡TODOS!– por crearnos méritos.
Y en tercer y último lugar, porque, al fin y al cabo, para eso se vota en unas elecciones, para que la Corporación municipal elegida en urnas nos represente en la tierra, con lo que tiene perfecto derecho a llevar «La Vaquera de la Finojosa» si se le antoja a un stand de la Fiesta del Cordero o la China.
¿Que estoy aplaudiendo la decisión de mi Ayuntamiento? Pues tampoco, entre otras cosas porque para mí, lo que representa a mi pueblo es el cariño y fidelidad que le tengo, junto con los recuerdos que atesoro; no los mitos (o la «marca») que se ha trabajado una Corporación de la que nadie se va acordar al día siguiente de dejar el poder, salvo aquellos que disfrutaron de determinados beneficios cuando cortaba el bacalao.
A mí no me representa una obra de teatro; tampoco que el mito de la Vaquera se haya elegido para convertirlo en la marca hinojoseña; todo eso me deja indiferente. Lo que me representa es el fortes ut leo, simplices ut columbae.
Lo que realmente me molesta de la «Vaquera» es que nos represente una secundaria de lujo. Que una mujer pasiva que se limita a darle calabazas a un marqués –y cuidado, que la serranilla de la Vaquera de la Finojosa es sublime, espectacular y con una musicalidad extraordinaria y no va por ahí el comentario– se haya convertido en el símbolo de mi pueblo.
El pueblo que me representa es el que tuvo mujeres que le hicieron revueltas a los alcaldes por subir el precio del pan, mientras los «señoros» continuaban con «sus labores» (perdón, sus trabajos). Y esa es la razón por la que me puse a la tarea y escribí mi «La Vaquera Empoderada», para darle la vuelta a ese mito de mujer pasiva; y tener ocasión de crear una mujer fuerte que se pone por montera el qué dirán, incluso el de las alegres comadres (y los comadros, que alguna alegría le tengo que dar a alguno que me sé para que se meta conmigo, con toda la razón, en este valle de lágrimas) hinojoseñas.
Así que al César lo que es del César y a Hinojosa del Duque, lo que es de Hinojosa: la fidelidad y el amor que le tengo, que eso no se puede poner en la mesa de ningún stand porque lo llevo en el alma.
Y a don Juan, mi agradecimiento por recordarme –y si necesita algún libro mío, solo tiene que pedírmelo, y si dispongo de ejemplar, con gusto se lo regalaré–; y le reitero que estar en un stand representando a mi pueblo, sinceramente, me viene muy grande. Ya se sabe que «nadie es profeta en su tierra» y si mi padre ha sido olvidado, menos categoría tengo yo, que solo tengo una pizca de su talento, para estar en un lugar donde no tengo méritos.
De corazón, MD de Hinojosa,
el lugar que elegí para soñar.
Sevilla, 2 de abril 2025.
PD: Y ya puestos, voy a contar otro sueño. Si alguna vez se representa mi «Vaquera Empoderada», el mono de trabajo que viste en la escena final en la que se fuga con el marqués, quiero que me lo firme mi admirado José Perea, que ese sí sabe venderse de verdad y nos representa a los hinojoseños en todo el mundo, a lo grande.
Un beso, José, y perdona que te cite, ya ves que tengo un peligro tremendo escribiendo, me he venido arriba una «jartá».